Derivado de una denuncia ciudadana referente a un incendio ocasionado presuntamente por el mal manejo de cáscara de nuez de una procesadora en el municipio de Atotonilco el Grande, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proespa) realizó una visita de inspección al establecimiento.
La dependencia encontró, en un terreno ubicado en la parte posterior del establecimiento, la disposición de aproximadamente tres mil toneladas de cáscara de nuez, así como otras seis mil toneladas consumidas a causa de la quema de dicho residuo de manejo especial.
Además, detectó un denominado “fuego sordo”, es decir, un fuego activo por debajo de la superficie, mismo que era atendido en ese momento por elementos de Protección Civil municipal y el H. Cuerpo de Bomberos del Estado de Hidalgo, quienes mitigaron la situación.
En tanto, la Proespa solicitó a la persona responsable del establecimiento su autorización vigente en materia de impacto ambiental, así como el manifiesto como generador de residuos de manejo especial por la disposición de la cáscara de nuez, mismos que no presentó.
La dependencia estatal inició un procedimiento administrativo, a fin de que el establecimiento presente las autorizaciones correspondientes para la operación de sus actividades y, con ello, evitar una futura clausura del sitio.
De esta forma, se busca garantizar que todos los establecimientos cumplan con la normatividad en el desarrollo de sus operaciones, sin dañar al medio ambiente y la salud de la población hidalguense.
La cáscara de nuez es un residuo orgánico que puede ser utilizado como un abundante recurso en la fabricación de materiales alternativos. Se emplea como biomasa, en el pulido de metales mediante chorro abrasivo, en el relleno de caminos y como fertilizante para el suelo, entre otros usos.
También pueden servir de abono para las plantas, debido a que son ricas en fósforo, potasio, sodio, hierro y zinc. Las cáscaras troceadas o enteras, liberan estos nutrientes a medida que se van descomponiendo.