Hace tres meses, Juan Cruz López, de 40 años, estuvo en el Centro de Retención de McAllen, Texas. Tras 15 días y la firma voluntaria fue devuelto a México. Regresó al municipio de Jacala, Hidalgo, de donde es originario. Hasta la fecha, no ha enfermado de Covid-19.
Lo único que sufrió en sus días de encierro fue que la policía migratoria, a él y a los demás, los levantaban a las 3:00 de la mañana para desayunar y, luego, debían mantenerse despiertos hasta las 7:00 horas, para luego regresar a la cama, a dormir, media hora.
De las medidas de seguridad por Covid-19 aseguró, mediante entrevista vía telefónica, que siempre fueron estrictas: uso de cubreboca, gel antibacterial, limpieza cada tres o cuatro horas en las celdas de retención, donde según el tamaño, hay un máximo de ocho personas.
En ese sitio tienen una hora para convivir con los demás, en su mayoría de Honduras, Guatemala y El Salvador, en un patio enorme. En el resto del día se dedican a lavar, hacer el aseo, ayudar en lo que se pueda.
En los 15 días que estuvo recuerda la llegada de un guatelmateco con síntomas de Covid-19 y de inmediato fue aislado. Debido a su condición, no tan gravosa, fue llevado a una clínica.
Juan estuvo ese tiempo porque no quería ser devuelto. Allá tenía cinco años, era habitante en Arligton, Texas. Primero se desempeñó en el campo, luego de albañil bajo el mando de un contratista mexicano.
Pero la policía lo detuvo mientras circulaba por el freeway “por parecer sospechoso”. Pensó que los dejarían, pero un delicado aliento a cerveza fue el detonante para que el policía llamara a migración.
En menos de una hora, ya era trasladado a McAllen, y sin derecho a hablarle a su familia, pues él tiene varios parientes en este territorio. Tenía la esperanza que un Juez pudiera ver su caso, pero debido a la pandemia del Covid-19, no fue posible.
Ellos atienden casos prioritarios y por cita. Su retorno fue sencillo porque tiene conocidos en el municipio de Reinosa, estado de Tamaulipas, facilitándole recursos económicos para regresar a su pueblo natal.
Juan no pierde la esperanza de regresar, de hacerlo, sería la segunda vez, pero los “coyotes” cobran 9 mil dólares, si es que quiere llegar con bien, “más seguro”, porque podría pagar 7 mil 500 dólares, pero no hay garantía.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobernación (Segob), de los hidalguenses deportados, hasta julio de este 2021, suman 3 mil 357, de los cuales 3 mil 040 son hombres y 317 mujeres.
En Estados Unidos residen alrededor de 368 mil hidalguenses migrantes, la mayoría son originarios de los municipios de Tasquillo, Pacula, Nicolás Flores, Jacala, La Misión, Huasca, Cardonal, Tecozautla, Tlahuiltepa, Acatlán, Atotonilco el Grande, Pisaflores y Zimapán.