Los datos de los instrumentos de la NASA a bordo de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) han ayudado a revelar que el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko tiene su propia aurora ultravioleta lejana. Es la primera vez que se documentan tales emisiones electromagnéticas en el ultravioleta lejano en un objeto celeste que no sea un planeta o una luna.
En la Tierra, las auroras (también conocidas como luces del norte o del sur) se generan cuando las partículas cargadas eléctricamente que salen del Sol a gran velocidad golpean la atmósfera superior para crear destellos coloridos de verde, blanco y rojo.
En otras partes del sistema solar, Júpiter y algunas de sus lunas, así como Saturno, Urano, Neptuno e incluso Marte, han exhibido su propia versión de la aurora boreal. Pero los fenómenos aún no se habían documentado en los cometas.
Rosetta es el cazador de cometas más viajado y consumado de la exploración espacial. Lanzado en 2004, orbitó el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (67P/CG) desde Agosto de 2014 hasta su dramático aterrizaje del cometa al final de la misión en Septiembre de 2016.
Los datos de este estudio más reciente se basan en lo que los científicos de la misión interpretaron inicialmente como "resplandor diurno", un proceso causado por fotones de luz que interactúan con la envoltura de gas, conocida como coma, que irradia desde y rodea el núcleo del cometa. Pero un nuevo análisis de los datos pinta una imagen muy diferente.