Katya Icela Vázquez Peralta, presidenta de la asociación ‘VASTA VV’, refirió que la justicia relacionada con la Violencia Vicaria no ha avanzado en Hidalgo debido a diversos factores, uno de ellos, a la falta de capacitación de las autoridades; explicó que en la entidad tienen conocimiento de al menos 50 casos, provenientes de la capital y de diversos municipios.
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En entrevista para El Sol de Hidalgo, la activista contó que este tipo de violencia de género que usa a los menores de edad como instrumento para ejercer violencia en contra de las madres, con amenazas, chantajes o manipulación, lamentablemente ha incrementado, por lo que algunas de ellas son alejadas de sus hijos debido a la sustracción por parte de los progenitores.
Katya Vázquez refirió que, en algunos casos, los encargados de la justicia quieren cambiar la tipificación del delito a Violencia Familiar, lo que le parece lamentable debido a que la Violencia Vicaria está tipificada en la entidad hidalguense con una pena de uno a cinco años: “La violencia familiar no alcanza, porque en la vicaria hay un cúmulo de violencias previas a la sustracción de los menores”, indicó.
Precisó que los casos se han dado en Pachuca; Tizayuca; Acaxochitlán; Tulancingo; Ixmiquilpan; Tula y Tepatepec; por ello, pidió que este tipo de agresión se legisle también en el Código Civil y que los funcionarios o los nuevos dirigentes que lleguen al poder, hagan mesas de trabajo con la víctimas para conocer sus casos, necesidades e informarse de lo que es la violencia vicaria.
La presidenta de la asociación explicó que incluso algunos hombres se están cambiando de género para pelear la custodia de sus hijos, lo que le parece indignante y externó que aunque existen casos a la inversa, son más los hombres que ejercen violencia hacia las mujeres: “En 27 estados está tipificada…sólo en Quintana Roo la violencia vicaria es para ambos sexos”, dijo.
Finalmente, Vázquez Peralta subrayó que desde el colectivo brindan asesorías jurídicas y psicológicas con terapias individuales y grupales: “Aprendimos a movernos en fiscalía, mando a las víctimas con leyes impresas en el Código Penal…en Ciudad de México nos han ayudado mucho con las órdenes de colaboración; hay más empatía”, concluyó.