TULA DE ALLENDE, HGO.-Aparentemente hay falta de atención médica y de oportunidades para que los internos del Centro de Readaptación Social para Adultos (CERESO) de Tula, puedan trabajar o estudiar, además que en el interior la vida es muy precaria y no hay un lugar digno ni para comer.
Así lo dio a conocer, ayer, la empleada Martha González García, quien dijo que su hermano Andrés está recluido en dicho penal localizado en la parte más alta de la colonia La Malinche, de esta ciudad, por el supuesto delito de homicidio desde el año 2010 y por esta razón sabe las supuestas condiciones que existen en dicho centro penitenciario.
Añadió que en dicho penal hace falta atención médica, ya que en el año 2011, su hermano se enfermó de neumonía y no lo atendían médicamente hasta que llego una brigada del sector salud y doctores le detectaron la enfermedad y de alguna manera quedó sensible y a raíz de esto, ella le lleva medicamentos de forma constante.
La mujer mencionó que en ocasiones también le lleva naranjas a su familiar pues actualmente está enfermo de bronquitis, sin embargo, no le dejan pasar la fruta, ya que según le dice el personal que su consanguíneo puede elaborar bebidas embriagantes.
La quejosa expuso también que su familiar se dedica a la carpintería y durante estos años le pide madera para hacer muebles al interior del CERESO, sin embargo, al parecer el personal no le deja ingresar el material de forma inexplicable, en algunas ocasiones.
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“A través de este medio pido que los servidores públicos del CERESO realmente hagan bien su trabajo y una verdadera labor para que los internos sean vistos como seres humanos y puedan reincorporarse a la sociedad tras cumplir sus respectivas condenas. Los internos del Centro de Readaptación Social para Adultos de Tula tienen derecho a la salud, comida digna, estudio y trabajo, aunque estén privados de su libertad, pues son seres humanos” precisó la entrevistada, vecina del municipio de Tezontepec de Aldama.
Aseguró que por voz de su familiar, sabe que a los internos del penal al parecer les dan diariamente cuatro litros de comida y tres tortillas para repartir a quince presos, lo cual se le hace una injusticia.
Martha González señaló que otra situación que ocurrió en el año 2013 es que a su familiar le negaron sus remisiones, es decir, días que le restan a su sentencia por trabajo, estudio o buen comportamiento al interior, debido a que ella ha dado a conocer los hechos públicamente.
Por último, pidió a las autoridades gubernamentales correspondientes para que tomen cartas en el asunto a la brevedad posible a fin de remediar dicha situación que se vive actualmente en la cárcel de esta ciudad de Tula y que afecta a los reclusos, incluido su hermano.