Los ocho diputados locales que renunciaron esta semana al Partido Revolucionario Institucional (PRI) tuvieron una militancia variada, pues algunos se afiliaron desde la pandemia de Covid-19 y otros con más de 30 años dentro del partido.
De acuerdo con los datos del padrón de afiliados del PRI, Juan de Dios Pontigo Loyola se reafilió el 24 de febrero del 2021, mientras que Marcia Torres González lo hizo el 23 de marzo de 2020.
Michelle Calderón Ramírez se afilió al Revolucionario Institucional el 2 de junio de 2016, mientras que Erika Rodríguez Hernández fue militante del tricolor desde el 13 de septiembre de 2012, y el ex dirigente estatal y ex coordinador del grupo legislativo del PRI, Julio Valera Piedras, lo hizo desde el 4 de febrero de 2010.
Alejandro Enciso Arellano fue uno de los militantes con mayor antigüedad, pues se afilió al PRI desde el 23 de septiembre de 2009, mientras que Citlali Jaramillo Ramírez fue el 8 de agosto de 2007 y Rocío Sosa Jiménez fue la legisladora con mayor antigüedad en el partido, ya que lo hizo desde el 1 de enero de 1992.
En el caso del ex gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses, quien renunció el pasado 16 de junio al PRI, se afilió al tricolor el 2 de abril de 1984, siendo el militante con mayor antigüedad dentro de la estructura del partido que determinó abandonar al Revolucionario Institucional.
Apenas el martes pasado los ocho integrantes del grupo legislativo del PRI renunciaron al partido al considerar que la dirigencia nacional había perdido el rumbo del instituto político, por lo cual por primera vez en la historia contemporánea del Congreso local el tricolor se quedó sin representantes.
Anteriormente el ex gobernador de Hidalgo envió su renuncia al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI después de señalar la falta de apertura dentro del instituto político para que diferentes voces dentro del tricolor pudieran participar de forma activa.