Todos los días sale a la calle con su bocina, sus zapatos de baile y varias memorias USB con miles de canciones de todos los géneros. Con esto y además una pequeña canasta en el que junta la cooperación que le brindan transeúntes, Don Miguel se dirige al jardín de La Floresta en el centro de esta ciudad y ya son tres años el ese sitio que deleita a quienes se detienen a verlo bailar al ritmo de mambo, disco, rock, blues y hasta cumbias.
Esta es la historia de Don Miguel, originario de Tulancingo y ex obrero de la Pomar. A sus casi 65 años cuenta que su pasión por moverse al ritmo de la música lo llevó a tomar la decisión de plantarse frente a desconocidos y compartir este gusto. Aunque era bailarín asiduo del “jueves de danzón”, su carrera en solitario comenzó en el 2020, fatídico año de la pandemia.
Acompañado de una de sus amigas quien necesitaba de un ingreso extra para sortear las dificultades del momento, puso su bocina sobre el suelo de la velaria del jardín y con la legendaria “Thriller” de Michael Jackson comenzó lo que más tarde se convertiría en su más grande pasión.
Así, lo que parecía ser algo único se convirtió en su pasatiempo diario y más tarde en su forma de generar ingresos. Aunque de inicio según relata no lo hacía por el dinero, pasó poco tiempo para que las personas se acercaran a darle monedas en su mano, cosa que él califica como algo fortuito ya que en estos tres años ha podido subsanar sus gastos diarios con lo que saca en el baile.
“Bailo de todo. La gente se acerca, los niños bailan conmigo también. La verdad este oficio me ha sacado adelante pues mi pensión es de apenas 100 pesos diarios. De aquí saco para mi comida, mis gastos.”, expresó.