El 29 de agosto es el Día Internacional del Videojuego o Día del Gamer (jugador en español), que se empezó a celebrar en 2008 y, desde entonces, conmemora el que dice ser uno de los pasatiempos con mayor crecimiento del mundo y “costoso por obra y gracia de la mercadotecnia”, dijeron Oscar Giovanni Esquivel Hernández y Adrián Cortés Ibarra.
Ambos son originarios de la Ciudad de México, quienes en Hidalgo se conocieron porque el primero creó y organizó el Festival de Coleccionismo y Cultura Geek (adicto(a) en español y define a la persona que presenta una gran fascinación por la tecnología, informática y temas relacionados) en Pachuca, por un amigo en común que los presentó en una edición de ese evento.
Ambos coinciden en que en un momento de sus vidas empezaron a poseer piezas de juguetes, emblemáticos de sus respectivas generaciones, “Gio” como le dice Adrián, tiene 36 años, y el segundo 44.
La entrevista tuvo lugar en la casa de “Gio”, en Colinas de Plata, Mineral de la Reforma, rodeados de muñecos de acción, una popular “maquinita” o como le llamaron posteriormente arcade (arcada en español, que define un clásico juego de cualquier sala recreativa) con variedad de juegos de peleas, que funciona con una moneda de un peso, películas en formato Blue Ray y la colección de consolas de videojuegos y discos de diferentes videojuegos de Adrián, que los llevó en dos grandes maletas.
Cada cual tiene sus anécdotas de cómo empezaron sus colecciones, “desde niño” dijo el joven-adulto, y “oficialmente a los 15 años”, recordó el adulto, lo que merecería nota aparte.
Con el tiempo acumulado en sus “tesoros” respectivos, los dos reconocieron que hoy la mercadotecnia ha desplazado ese interés particular por allegarse de “monos”, películas, posters, consolas, videojuegos, mascaras, historietas, entre otras piezas, sin darle importancia al valor monetario, lo que ahora es al revés, “cuestan caros” tanto los juguetes de colección como actualizar las consolas.
Eso le resta que más gente como ellos vayan en aumento, y un claro ejemplo de ello es el extinto tianguis de los sábados en el Jardín del Arte, donde al principio los juguetes viejos o pasados de moda dejaron de ser baratos, los vendedores se influenciaron por los videos en las redes digitales que subieron de precio.
Lo mismo pasó con los “gamers”, con la diferencia de que en vez de comprar los discos a un precio mayor de mil pesos, ahora son “en línea” y te puedes conectar por internet con otros jugadores de otras partes del mundo, lo que desplazo la convivencia en la casa del amigo o amiga, hacer retas y todo eso que es “echar desmadre” unidos por algo en común: estar con los ojos pegados a la pantalla a veces “hasta el amanecer”, resaltó Adrián.