El colorido de los bordados otomíes son plasmados por artesanos indígenas en cubrebocas que venden en las calles de Tulancingo.
Distinguido por su simetría y el uso de un solo color en sus diseños por pieza, como el amarillo, azul, rojo, morado y verde, aparecieron en las calles de la ciudad.
Plasmados en manta blanca tradicional, los cubrebocas lavables son una opción de ingreso económico para los artesanos de la sierra hidalguense y poblana.
"Ahorita no se venden las blusas ni las servilletas que aquí traigo, pero se venden más los cubrebocas, hay que buscarle”, dijo María, artesana de Pahuatlán.
Con diversos esbozos, cada prenda tiene plasmados ancestrales relieves hechos con hilo de color, que representan parte de la cosmología de los pueblos de la sierra donde se asentaron.
Con un costo entre los 25 y 35 pesos por pieza, además de protegerse contra el coronavirus, las personas adquieren una pieza única en su tipo.