Aniceto Ortega del Villar fue un hombre nacido en una familia de ilustres y hombres destacados, que sin duda alguna no se quedó atrás pues fue considerado el Chopin mexicano por la belleza de sus composiciones musicales y, además, fue uno de los fundadores del Conservatorio Nacional de Música.
Lorenia Lira, cronista de Tulancingo, relató que Aniceto no solo fue un destacado músico pues su formación profesional, obtenida en Europa en 1849, era de obstetricia originalmente, aunque esto no impidió que se adentrara en la música.
De acuerdo con lo relatado por Lira, el ilustre tulancinguense, nacido el 17 de abril de 1825 en Tulancingo en una familia de abolengo, figura entre los más notables obstetras mexicanos del siglo XIX y en 1864 formó parte del primer grupo de académicos de la actual Academia Nacional de Medicina.
Sin embargo, destacó que Aniceto Ortega fue el compositor de la Marcha de Zaragoza, considerada el primer himno nacional mexicano, interpretada por primera vez el 2 de octubre de 1867.
“Compuso la Marcha de Zaragoza, que durante muchos años fue considerada el himno nacional de nuestro país (…) Es una marcha muy bonita que honra al general Ignacio Zaragoza, el que le ganó a Francia en la Batalla de Puebla”, relató Lira.
Esta composición gozó de mucha importancia no solo en México, sino que en Europa done fue tocada durante la entrada triunfal del ejército prusiano en París en 1870, según una publicación del diario mexicano El Monitor Republicano.
La cronista añadió que Ortega del Villar también compuso Guatimotzin, dedicada a Cuauhtémoc, el último emperador azteca, la cual es reconocida como la primera obra musical de corriente nacionalista de México.
Lira destacó que lo ilustre provenía de familia, pues el padre de Aniceto Ortega del Villar, Don Francisco Ortega, de ideología liberal, fue prefecto de la ciudad de Tulancingo, fue masón y es considerado uno de los primeros escritores románticos de México.