Anteriormenete, las familias tepehuas no permitían que sus hijos o hijas se casaran con personas que no pertenecieran a su etnia y los padres arreglaban la boda de sus hijos, porque representaba la unión familiar que generaba su linaje, de acuerdo con Palemón Alberto Flores Aparicio, Historiador e investigador de la región Otomí-Tepehua.
En estas bodas existía una tradición que se conocía como “Cortadicho” y era un protocolo en donde se definían los acuerdos entre el representante del novio para visitar a la familia de la novia, para acordar fechas del matrimonio civil y religioso, esta tradición ya está en desuso.
Flores Aparicio contó que así el joven se lanzó a la tarea de buscar a la mujer en edad de merecer y cuando la encontraba lo ponía en conocimiento de los papás y así se establecía el contacto familiar con los papás de la novia para conocerse mutuamente.
Así era el protocolo del "cortadicho"
Mencionó que el día del "cortadicho" se llevaba a cabo en el seno de la familia de la novia, donde asistían el novio, sus padres, familiares, los padrinos, el consejero de la comunidad tepehua, el señor Francisco “Don Panchito” García Vigueras, distinguido por su autoridad moral dentro de la comunidad tepehua, incluso se dice que fue padrino de más de 300 parejas.
Al llegar a la casa de la novia en compañía de sus papás, familiares y padrinos se entregaba la dote, consistente en un vestido nuevo y una canasta que contenía: piezas de pan, café, piloncillo, chocolate, tamales, refino, tabaco de hoja, recaudó, un guajolote o un pollo, carne de puerco, entre otras cosas a la novia.
En una convivencia, dijo que el “consejero” daba algunas palabras solemnes y se formalizaba el noviazgo con el permiso de los padres y ponían un plazo entre el "cortadicho" y la celebración de la boda.
"El tiempo necesario para aconsejar a la novia de cómo tratar a su futuro marido, que podía ser hasta por un año para enseñarle las diferentes labores que se llevan en un hogar y las mujeres de más edad daban los consejos morales para llevar bien su matrimonio" , reveló
Destacó que como la novia vivía con sus padres y tras varias visitas semanales el novio llevaba presentes como maíz, frijol, chile, leña, café, piloncillo y dinero para la futura esposa como muestra de su gran responsabilidad y compromiso y así poder platicar para conocerse.
El día de visita era el domingo, el día de descanso de los padres y familiares. A partir de ese momento se formalizaba el matrimonio ante la comunidad tepehua y la familia del novio iniciaba los preparativos para la celebración de la boda que tendría lugar en la casa del novio
Cuando se llegó la fecha de la boda, se reveló que primero se casaban por lo civil.
El novio y la novia salían de sus casas acompañados de sus padres, familiares, padrinos y amigos para dirigirse a las oficinas del Registro Civil del ayuntamiento municipal con una comitiva integrada por los padres del novio, los familiares y dos testigos de la boda civil.
Mientras que la novia, explicó que era acompañada por dos damitas -amigas suyas-, ataviadas con la indumentaria tepehua.
El promotor cultural indígena, explicó que el encargado del registro civil que era el presidente municipal, les leía las responsabilidades de los contrayentes y se firmaba el acta de matrimonio, para después dirigirse a la parroquia para la celebración de la boda religiosa, en su peregrinar estaban acompañados de la música del trío huasteco para celebrar la misa.
Recalcó que la madrina entregaba a la novia un velo blanco, un rosario, una sortija y cintas para las trenzas, "varias mujeres tepehuas de avanzada edad sahumaban con el humo del sahumerio para purificar al lugar de la unión para armonizar el ambiente que era decorado con arreglos florales”, narró.
Describió que la mujer portaba su indumentaria tradicional y su quexquemetl puesto en la cabeza con su velo, donde sobresalía el color blanco que denotaba la pureza de la unión y un ramo pequeño y un collar alrededor del cuello, elaborados con florecitas blancas.
"Y permanecían arrodilladas delante del altar mientras recibían la bendición del párroco, de sus padres, familiares y del padrino consejero (autoridad sagrada de la cultura tepehua)", detalló.
Expuso que terminando la misa los padres le entregaban la novia y el novio la recibira ya como su futura esposa. Después todos se dirigieron en procesión a la casa del novio con sus comitivas, familiares y amigos acompañados de la música del trío huasteco.
Se quemaban cohetes de arranque para anunciar la “fiesta de boda” y se escuchaba la algarabía por las calles del pueblo. Era una gran fiesta en el que participaban todos los miembros de la comunidad tepehua y cuando iban llegando a la fiesta, llevaban el regalo para los novios y una aportación económica para que sufragará parte de los gastos
Por último, dijo que los regalos eran abiertos en el momento de su recepción con el fin de saber su contenido y llevar un registro de ellos, mismos que eran apuntados en una libreta por principio de reciprocidad, con el fin de tener presente la aportación recibida, ya que se deberá responder en las mismas proporciones.
Desde hace cuatro décadas ya no se realiza
Las antigua boda tradicional tepehua en Huehuetla, aseguraron que es un legado que ahora forma parte de la historia de la comunidad, ya que desde hace cuatro décadas que ya no se realiza.
Actualmente, no todos los matrimonios considerados legítimos se formalizan de acuerdo a la forma tradicional e incluso muchos matrimonios tradicionales, aunque cada vez menos, no suponen el acto católico oficial.
Muchos matrimonios se realizan pidiendo a la novia pero sin que los padres den consejos o, en no pocos casos, a través del rapto de la novia, reconciliándose después las dos familias.