/ lunes 21 de enero de 2019

El ducto era una “bomba de tiempo”: Sobreviviente

Por cinco minutos de diferencia, Juan José Zacarías salvó la vida, ya que fue uno de los cientos de personas que acudieron a la “invitación” para que le “regalaran” combustible.

Él estuvo ahí minutos antes de la tragedia, en la milpa de alfalfa donde hubo una fuga de combustible, pero su experiencia al haber sido empleado de una gasolinera y su instinto le dijeron que se retirara porque eso “era una bomba de tiempo”.

No es la primera vez que la gente de la región acudía al llamado por gasolina “gratis”, “aquí el rumor se corre rápido cuando hay combustible. Me avisaron, yo vine, se corrió toda la voz entre los vecinos, por mensajes de whats; traje dos garrafones, venía con un sobrino y una hermana, pero mi hermana se quedó en la camioneta y nos bajamos los dos”.

Desde que Juan José bajó de su camioneta percibió el fuerte aroma de la gasolina, ya había personas desmayadas, la misma gente los sacaba.

Algunos pobladores alcanzados por las llamas apenas dieron unos pasos, mientras otros lograron alejarse y ser atendidos por paramédicos. / EDUARDO DE LA VEGA


La milpa donde se dio la fuga está a píe de carretera, frente al Cobaeh de Tlahuelilpan. La atraviesa un canal de riego, y fue exactamente sobre el canal donde se presentó la fuga, que tuvo tal magnitud que el combustible corría ya no sólo por el canal de riego, sino que se desbordó y alcanzó el sembradío de alfalfa.

“Me salí antes que explotara, encontré otros familiares y les dije que se fueran porque eso no tardaba en prender porque toda la gasolina se había gasificado a la altura de la alfalfa. Se veía como si hubiera neblina abajo”, dice.

Juan José Zacarías visualizó el peligro, recuerda que muchos de los asistentes llevaban celular, lo usaba, también entraban y salían camionetas, motocicletas, vehículos, “todo eso provoca una chispa, incluso la misma ropa”, dice.


Después de retirarse y salvar su vida, escuchó el estruendo y el mismo instinto que los hizo retirarse lo hizo regresar al lugar para apoyar a sacar a los heridos.

“Vivo a 6 ó 7 cuadras y me vine corriendo, porque había un sobrino que no se había querido ir conmigo y el instinto me hizo correr”.

Al regresar al lugar, después del incendio, encontró a personal del municipio sacando y llevando gente quemada en las patrullas, “metimos hasta diez”.



“Otros estaban dentro de la zanja salían gritando que se quemaban, para sacar a los de las milpas tenían que meterse uno a la zanja y haciendo el puentecito agachado, estuvo fuerte y no vi a ningún soldado ni estatal apoyando”, recrimina.

“Éramos pocos los que estábamos sacando, la desesperación te hace ver la gente de otra forma. Y les pedí órale cabrones, corran a ayudar a la gente, y un estatal dijo no, yo no estoy loco para exponer mi vida”.


La Procuraduría y la Fiscalía, quedan como los que van a investigar qué fue lo que sucedió.


Juan José Zacarías lamenta no haber podido ayudar a una persona que estaba en llamas y que les levantaba la mano de entre la milpa pidiendo apoyo, pero el fuego se los impidió porque estaba muy intenso.

Reprocha que ni soldados ni estatales hayan ayudado, cuestiona ¿No sé cuál es su plan DNIII para ayudar a la sociedad?, porque por parte del ejército no hubo nada de ayuda en ese momento.


Finalmente, Juan José reconoce que hubo una mala acción de la gente, que llegaba de todos lados: Tlaxcoapan, Doxey, Munitepec, Teltipan, pero piensa que pudo haberse evitado, si la autoridad hubiera acudido pronto a detener la fuga y no esperar la aglomeración de gente que terminó en tragedia.

Por cinco minutos de diferencia, Juan José Zacarías salvó la vida, ya que fue uno de los cientos de personas que acudieron a la “invitación” para que le “regalaran” combustible.

Él estuvo ahí minutos antes de la tragedia, en la milpa de alfalfa donde hubo una fuga de combustible, pero su experiencia al haber sido empleado de una gasolinera y su instinto le dijeron que se retirara porque eso “era una bomba de tiempo”.

No es la primera vez que la gente de la región acudía al llamado por gasolina “gratis”, “aquí el rumor se corre rápido cuando hay combustible. Me avisaron, yo vine, se corrió toda la voz entre los vecinos, por mensajes de whats; traje dos garrafones, venía con un sobrino y una hermana, pero mi hermana se quedó en la camioneta y nos bajamos los dos”.

Desde que Juan José bajó de su camioneta percibió el fuerte aroma de la gasolina, ya había personas desmayadas, la misma gente los sacaba.

Algunos pobladores alcanzados por las llamas apenas dieron unos pasos, mientras otros lograron alejarse y ser atendidos por paramédicos. / EDUARDO DE LA VEGA


La milpa donde se dio la fuga está a píe de carretera, frente al Cobaeh de Tlahuelilpan. La atraviesa un canal de riego, y fue exactamente sobre el canal donde se presentó la fuga, que tuvo tal magnitud que el combustible corría ya no sólo por el canal de riego, sino que se desbordó y alcanzó el sembradío de alfalfa.

“Me salí antes que explotara, encontré otros familiares y les dije que se fueran porque eso no tardaba en prender porque toda la gasolina se había gasificado a la altura de la alfalfa. Se veía como si hubiera neblina abajo”, dice.

Juan José Zacarías visualizó el peligro, recuerda que muchos de los asistentes llevaban celular, lo usaba, también entraban y salían camionetas, motocicletas, vehículos, “todo eso provoca una chispa, incluso la misma ropa”, dice.


Después de retirarse y salvar su vida, escuchó el estruendo y el mismo instinto que los hizo retirarse lo hizo regresar al lugar para apoyar a sacar a los heridos.

“Vivo a 6 ó 7 cuadras y me vine corriendo, porque había un sobrino que no se había querido ir conmigo y el instinto me hizo correr”.

Al regresar al lugar, después del incendio, encontró a personal del municipio sacando y llevando gente quemada en las patrullas, “metimos hasta diez”.



“Otros estaban dentro de la zanja salían gritando que se quemaban, para sacar a los de las milpas tenían que meterse uno a la zanja y haciendo el puentecito agachado, estuvo fuerte y no vi a ningún soldado ni estatal apoyando”, recrimina.

“Éramos pocos los que estábamos sacando, la desesperación te hace ver la gente de otra forma. Y les pedí órale cabrones, corran a ayudar a la gente, y un estatal dijo no, yo no estoy loco para exponer mi vida”.


La Procuraduría y la Fiscalía, quedan como los que van a investigar qué fue lo que sucedió.


Juan José Zacarías lamenta no haber podido ayudar a una persona que estaba en llamas y que les levantaba la mano de entre la milpa pidiendo apoyo, pero el fuego se los impidió porque estaba muy intenso.

Reprocha que ni soldados ni estatales hayan ayudado, cuestiona ¿No sé cuál es su plan DNIII para ayudar a la sociedad?, porque por parte del ejército no hubo nada de ayuda en ese momento.


Finalmente, Juan José reconoce que hubo una mala acción de la gente, que llegaba de todos lados: Tlaxcoapan, Doxey, Munitepec, Teltipan, pero piensa que pudo haberse evitado, si la autoridad hubiera acudido pronto a detener la fuga y no esperar la aglomeración de gente que terminó en tragedia.

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