TULA DE ALLENDE, HGO.-Una de las grandes fuerzas que nos une como mexicanos es el fervor a Santa María de Guadalupe y a pesar de atribulaciones y contextos que vivimos actualmente, la fe y devoción mantiene unidos y firmes a los feligreses católicos y la fecha del doce de diciembre es una oportunidad de que en medio de la división y dificultades haya unificación, sobretodo en los pobladores damnificados de la inundación para que se fortalezcan.
Así lo expresó, ayer, el vicario de la Catedral de Tula, Rodolfo Martín López, quien agregó que el fervor a la también llamada Morenita del Tepeyac ayuda a los habitantes a recomenzar sus respectivas vidas tras las contingencias de la pandemia causada por el virus del Covid-19 y la inundación.
“Ahora tienen una buena oportunidad de descubrir aquellos bienes que tienen y que valen la pena como son la fe, lucha y salvación” indicó el religioso.
Añadió que la atribulación nos enseñó a todos que lo material es perecedero pero lo que se mantuvo fuerte es el amor, unidad y compresión y que es lo que están redescubriendo en esta época.
Rodolfo Martín señaló que la iglesia católica esta con los ciudadanos, principalmente damnificados, y los párrocos y religiosas diariamente rezan por ellos en sus plegarias a Dios y la Virgen de Guadalupe.
“Siempre buscamos redistribuir lo que la gente coopera para ayudar al prójimo que lo requiere en sus necesidades y reconfortarlos” mencionó el entrevistado.
El vicario de la Catedral de Tula refirió que el fenómeno guadalupano es el que más se mantiene a pesar de los cambios sociales y el fervor como desconocido pero practicado siempre desde hace tiempo.
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Finalizó diciendo que el fervor a Santa María de Guadalupe lo transmiten pobladores de esta región de generación en generación y no solo en este mes de diciembre sino todo el año.