El milagro tulancinguense que dio nombre a Virgen de Guadalupe

De acuerdo con testimonios documentales, se sabe que la primera expresión de devoción a la Virgen de Guadalupe proviene del siglo XVI

Octavio Jaimes

  · miércoles 29 de noviembre de 2023

La gran fe católica de Tulancingo se manifiesta en la historia de la Virgen, pues podría decirse que fue de los primeros sitios donde empezó a conocerse como “Guadalupe”. / OCTAVIO JAIMES

Es innegable la gran devoción católica que se vive desde siempre en el Valle de Tulancingo, en parte gracias a que aquí es donde se aloja la Arquidiócesis (a cargo no solo de las iglesias de esta parte del estado, sino de algunas de Puebla y Veracruz por igual), y por otro lado, gracias al pasado histórico, el cual marca que Tulancingo fue una de las primeras tierras que se evangelizaron luego de la llegada de los españoles. En tal tenor y aunque no muchos lo saben, el culto por la Virgen de Guadalupe llegó a estas tierras desde hace varios siglos, de hecho, Tulancingo podría ser uno de los primeros lugares fuera de la capital del país en donde se manifestó dicha devoción por “la morenita”, gracias a uno de los primeros gobernantes de aquí y quien por cierto le llamó en primicia “Guadalupe”.

Este 2023, se cumplen 492 años de que se apareció ante San Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, hecho que de acuerdo con la leyenda, significó el gran punto de inflexión para el avance de la evangelización por la entonces Nueva España. Envuelta en controversias, pues por otro lado se sabe que el culto a Guadalupe en realidad reemplazó a la veneración que los indígenas tenían por la madre de los dioses, Tonantzin, existe una prueba de que en Tulancingo la primera expresión para la “Lupita” data de 1569, es decir, tan solo 38 años después de sus apariciones a Juan Diego.

De acuerdo con el sacerdote historiador José Natalio Ortega, párroco de Real del Monte y con extensa preparación académica especializada en historia eclesiástica y teología, es un retablo costoso dedicado a Nuestra Señora, la prueba más antigua de esta devoción. La pieza habría sido entregada por don Andrés Carbajal y Tapia, en 1569. Curiosamente, fue el padre de Andrés, don Antonio Carbajal, quien “castellanizó” el nombre de la Virgen, llamándola por vez primera así, Guadalupe.

“Según monseñor Enrique Salazar, postulador de la causa de canonización de Juan Diego, el nombre original de la Virgen de Guadalupe era Santa María del Tepeyac Coatlazupeo (la que está en el lugar donde hay árboles o la que pisa la cabeza de la serpiente) y la castellanización de ese nombre a Santa María De Guadalupe Del Tepeyac se debió a Don Antonio Carbajal y su hijo Don Andrés Tapia, este último había sido nombrado recientemente Alcalde mayor de Tulancingo”, señala la cronista municipal de esta ciudad, Lorenia Lira.

Ella cuenta que una ocasión, de camino a Tulancingo, pasaron previamente a orar al Santuario de la Virgen, pero cuando salieron Don Antonio cayó de su caballo, rodó de fea manera entre las piedras y ante la sorpresa de sus acompañantes se levantó sin sufrir ningún mal. Para Andrés, esto significó un milagro por parte de la virgencita, por lo que desde entonces siempre se encomendaba por su paso rumbo a Tulancingo y además mandó hacer exvotos en México y aquí, donde surgió eventualmente el mencionado retablo.

“Como no podía pronunciar Coatlazupeo, entonces por familiaridad con el nombre de la Virgen de Extremadura en España, le empezó a decir Guadalupe. Esto alrededor del año 1555 y desde ahí se conoció universalmente como la Virgen de Guadalupe”, abunda la historiadora.

Será el próximo 12 de diciembre cuando miles de fieles católicos abarroten los dos templos dedicados a la morenita: el de la calle de Juárez, en el centro de la ciudad; y el de la recién renovada Villita de San José.