Todas las mañanas, cuando los primeros claros de la mañana comienzan a iluminar el cerro del oeste, el Tío Ike (Enrique Martín Ortiz) toma su garrafón y comienza su trayecto hacia al Nitzhi (La Peña del cerro), el cual se encuentra a cuarenta y cinco minutos de su hogar. Allá en el Nitzhi, el Tío Ike, así lo conocen sus vecinos, compró unos magueyes de la variedad xamini frondosos y de pencas anchas, para rasparlos y extraer aguamiel. En su camino siempre es acompañado por sus leales acompañantes dos caninos, que nunca lo dejan y lo cuidan en su recorrido.
El pulque es chamaquero dicen por ahí, mencionó en entrevistas en su lengua materna el Tío Ike, quien nunca deja de sonreír y se apresura a raspar el maguey para succionar el aguamiel con su acocote. Antes se utilizaban el acocote, que es una calabaza larga agujereada por ambos extremos que se usa para extraer por succión el aguamiel del maguey, hoy la modernidad alcanzó a los tlachiqueros, utilizan una botella de pet a la que añaden una manguera de plástico. Este nuevo utensilio permite sacar mayor cantidad de aguamiel del corazón del maguey, además es más práctico porque lo puede adaptar al largo de los brazos y al tamaño del maguey, dijo el Tío Ike.
El recorrido del tlachiquero termina aproximadamente a las ocho de la mañana, pero el proceso no termina ahí, hay que bajar del Nitzhi a su domicilio con el garrafón lleno de aguamiel para preparar el pulque. El aguamiel es muy dulce, por eso tenemos que revolverlo con pulque del día anterior para que fermente y no esté muy fuerte. Tomar pulque es como comer carne, aporta energía para aguantar el jornal que se termina hasta que canta el grillo, dijo el Tío Ike.,