El turismo religioso atrae a tres millones

CONCEPCIÓN OCÁDIZ Y MARIO CASTELÁN

  · lunes 28 de enero de 2019

Los cánones europeos en manos indígenas fueron adquiriendo un sentido más auténtico/ CONCEPCIÓN OCÁDIZ

El patrimonio eclesiástico de Hidalgo es uno de los más amplios en el país, pues cuenta con 52 sitios erigidos en el siglo XVI por frailes franciscanos y agustinos, lo cual se ha convertido en un importante atractivo para el turismo religioso.

La mayor afluencia que tiene este tipo de turismo se registra en Semana Santa. En ese periodo del año pasado llegaron tres millones de turistas nacionales, provenientes de estados del centro, e internacionales, sobre todo Estados Unidos.

Todos ellos vivieron la pasión, muerte y resurrección a través de los cuadros vivientes de los Viacrucis que se realizan en varios puntos de Hidalgo, como Epazoyucan, Actopan, Atotonilco El Grande, Metztitlán, Molango de Escamilla, Huejutla de Reyes y Acatlán, municipios en los que aún perduran varios de los conventos agustinos. Igualmente arriban a los franciscanos como el de Tula, Tulancingo y Apan, entre otros.

En México, a partir de la evolución de la Nueva España, se generaron espacios para favorecer la evangelización. Los cánones europeos en manos indígenas fueron adquiriendo un sentido más auténtico, sobre todo, reflejado en la arquitectura civil, habitacional y religiosa.

Las escenas bíblicas se indigenizaron para favorecer la evangelización y se requirió de la multiplicación de los espacios religiosos que le han dado carácter a las ciudades y se han convertido en parte fundamental del Patrimonio Nacional y en muchos casos en patrimonio internacional con respaldo de la UNESCO. La primera edificación en Hidalgo, fue la Capilla de la Expiración en Tulancingo.

Aunque en la arcada del espacio se lee 1527, se cree que su construcción inició en el año 1526. El escritor Marco Mendoza explicó : “Al sucumbir al poder de los españoles antes de que cayera la gran Tenochtitlán, los religiosos se establecen en Texcoco, y llegan a esta ciudad de Tulancingo”. Y agrega: “Siempre buscaron tener un control en Tulancingo para hacerse del Señorío de Metztitlán, e invadir a los huastecos”. Mientras que Juan José Arias, ex director del Centro INAH. indica: “La Iglesia no ha sido solo testigo indispensable de la historia para el desarrollo de la sociedad; ha escrito páginas importantes en todos los contextos. Los bienes eclesiásticos son impresionantes e invaluables y han permanecido con el celo con el que se resguarda”.

Dijo, además, que los bienes y las mejores firmas del arte universal han sido generados a través del mecenazgo de los diferentes tipos de gobierno e Iglesia a lo largo de la historia. Y aplaudió “la iniciativa del Gobierno Hidalgo para fortalecer el turismo religioso, porque tenemos importante patrimonio paleontológico, arqueológico, histórico, minero, antropológico y natural, eso es garantía de éxito”.

CONSTRUCCIONES REFLEJAN AMOR A DIOS En tanto, Monseñor Domingo Díaz, quien encabeza la sede de la Provincia Eclesiástica de Hidalgo, señaló que el estado “tiene mucho qué ofrecer en materia de turismo religioso, como arte, cultura y valores”.

Cuando la gente entra a ver los templos tiene que imaginarse cómo era la gente en el pasado, gente de valores y dispuesta a dar”. El prelado añade que “la gente de antes mostró solidaridad y además el amor a Dios, y eso es lo que se llevan los turistas, luego de visitar todos los conventos, iglesias y capillas.

Es una riqueza admirarla; había artistas con sensibilidad al hombre y a la naturaleza; arquitectos sin serlo pero que edificaron grandes templos dedicados a Dios”. “El turismo religioso nos enseña muchas cosas bellas e importantes, como aprovechar lo que dejaron los antepasados. Y esta actividad contribuye a reactivar el aspecto económico mediante la hotelería, gastronomía y cultura.

A mí me agrada que se promueva el turismo religioso”, apunta don Domingo.

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