El vanadio es un metal descubierto en el municipio de Zimapán en 1801 por Andrés Manuel del Río que tiene una actividad antidiabética que podría servir como tratamiento para este problema de salud crónica degenerativa, sin embargo, hasta el momento no está integrado a un componente en particular, informó Eduardo Sánchez Lara, investigador de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aunque en el periodo virreinal era conocido como “plomo pardo,” los laboratorios europeos realizaron su caracterización y en 1830 finalmente en Suiza lo bautizaron como vanadio.
El vanadio es el vigésimo segundo elemento con mayor presencia en la corteza terrestre y se encuentra en la forma de minerales o componentes pequeños del petróleo, además es el segundo metal con mayor presencia en disolución en el océano.
De la misma manera, el académico refirió que el vanadio tuvo un papel fundamental en las divisiones del pasado geológico y formó parte de minerales con una baja oxidación, y en la actualidad está inserto en sistemas biológicos.
En los océanos las ascidias incorporan vanadio, mientras que las algas marinas incorporan vanadio para adornar las zonas costeras y y emplean el mismo para catalizar la halogenación de moléculas orgánicas que tienen un impacto ambiental.
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Asimismo, el investigador expuso que recientemente se ha descubierto el vanadio en bacterias y protobacterias, así como en algunos tipos de hongos que tienen un papel catalítico que fue formado en otra época con un complejo enzimático de propiedades de oxidación y reducción y aún continúan las investigaciones sobre la diversidad de la presencia de este elemento en el entorno natural.