Si bien no hay una mayor predisposición a contagiarse, el riesgo para las mujeres embarazadas es igual que para la población general, la diferencia radica en que en este grupo el peligro de padecer la enfermedad de forma grave es mayor, por ello la indicación es que la vacuna se aplique a partir de la semana 10 de embarazo, esto por razón precautoria, es decir, pasando el tiempo de desarrollo de órganos.
Dicha recomendación es realizada por el Grupo Técnico Asesor de Vacunación, del cual el Instituto Nacional de Salud Pública forma parte, en coordinación con la Fundación para la Investigación y Educación en Salud Pública (FIESP), para que reciban algunas de las versiones que actualmente se inyectan en nuestro país, informó Josué Vargas Olmos, su presidente.
Ante el incremento de riesgo de Covid, que implique hospitalizaciones e ingreso a terapias intensivas, las embarazadas son un grupo prioritario de atención, esto luego de un análisis de riesgo y potencial beneficio de recibir la dosis, indicó.
“Es importante precisar que no existe alguna contraindicación para lactar luego de recibir la vacuna y sin importar la que se aplique, ya que todas las que se suministran cuentan con la autorización”.
Los efectos secundarios que trae consigo el biológico para ellas son los mismos que para el resto de la población: dolor de cabeza, dolor en la zona donde se aplicó, cansancio y en algunos casos fiebre y dolor muscular, detalló.
Reiteró que la Fundación recomienda a las mujeres embarazadas continuar con la vigilancia médica, informando si ya fueron inoculadas o no, así como mantener las medidas sanitarias establecidas, tales como el lavado constante y correcto de manos, la sana distancia, y el uso del cubre boca, aun y cuando se reciba la vacuna.