Para quienes prueban las enchiladas de Apan, por primera vez, resulta casi inexplicable entender que una tortilla frita en manteca, sobre la que se vierte salsa verde, cebolla finamente picada y carne deshebrada de res, tenga tan exquisito sabor.
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Es probablemente el deleite que causa su consumo al paladar que este alimento ha logrado conservarse de generación en generación, al menos, eso dan cuenta algunos documentos con más de cien años de antigüedad hallados en el Archivo Municipal de Apan.
Heriberto Rodríguez Elizalde, director Turismo relató a El Sol de Tulancingo que, entre los escritos con los que se cuenta, se encontró una especie de oficio dirigido al Ayuntamiento local con fecha del 22 de febrero de 1868, hace 156 años, en el que un hombre de nombre Manuel Muñoz, quien se entiende como vendedor de enchiladas solicita al gobierno municipal que se rebaje de cuatro a dos pesos el cobro anual por permitir a su familia la venta de enchiladas en la estación del tren.
Indicó que documentos como ese y la memoria colectiva apoyan la idea de que la venta de las enchiladas rieleras, como también se les conoce, haya nacido en la estación del ferrocarril, convirtiéndose en un medio de sustento para decenas de familias en Apan.
“Hay que recordar que Apan era una de las paradas del tren que interconectaba a la Ciudad de México con Veracruz, y que, una de estas rutas provenía desde Buenavista, por lo que luego de dos horas los pasajeros llegaban con hambre al municipio y entonces las jóvenes salían con sus canastas a ofrecer enchiladas”.
Explicó que en esa época se les conocían como enchiladas rieleras ya que las mujeres caminaban sobre los rieles de las vías para ofrecer este alimento a los pasajeros que llegaban de un recorrido que partía a las siete de la mañana de la Ciudad de México y llegaba a Apan alrededor de las 9:30.
Refirió que, con el paso del tiempo y la construcción del Mercado Municipal, en la ahora llamada calle de Guerrero Norte, las enchiladas fueron llevadas a este centro de abasto y se expandieron hasta la intimidad de decenas de viviendas donde se abrieron los portones para comercializarlas.
Mencionó que en esta administración se tienen registradas a 50 personas dedicadas a la venta de enchiladas, por lo que, desde hace más de un siglo, se han convertido no solo en el sustento de decenas de familias, sino también, en un alimento para el disfrute tanto de vecinos de este municipio como paseantes tanto locales e internacionales.
Entre algunos de los datos curiosos más recientes con los que se cuenta, dijo, es que, en 2022, año en el que gracias a este alimento Apan recibió la denominación de Pueblo con Sabor, durante el informe del gobernador Julio Menchaca, en el Pabellón Gastronómico, se elaboraron miles de enchiladas, para los cuales se necesitaron 140 kilos de tortillas y 80 de carne.
En octubre de ese mismo año, dijo, de las manos y el comal de Leticia García, una mujer de 39 años, y quien desde que tenía doce prepara enchiladas, cientos de guerrerenses degustaron de este platillo apanense dentro de la edición número nueve del Festival del Pescado a la Talla, celebrado en la Playa Bonfil de Acapulco, Guerrero.
El funcionario refirió que Hidalgo fue el invitado especial dentro de ese festival gastronómico que comenzó el viernes 21 de octubre y en el que se degustaron cerca de dos mil enchiladas.
Finalmente, recordó que, durante el encuentro culinario, afirmó que, el stand gastronómico apanense se coronó como uno de los más exitosos ya que conquistó los paladares más exigentes tanto de turistas como de vecinos de Guerrero, quienes sorprendidos por la aparente sencillez del platillo disfrutaron de la salsa especial y de la carne deshebrada.