"Desde el pasado martes 31 de octubre, nuestra ciudad de convirtió en internacional y su nombre será pronunciado en todos y cada uno de los idiomas del continente europeo (...) en el ambicioso programa de Telecomunicaciones, la antena rastreadora será colocada a escasos cinco kilómetros de esta ciudad y que su denominación oficial será la de Estación Terrena de Tulancingo"
Así es como amanecían los periódicos en Tulancingo un sábado 4 de noviembre de 1967, pues daban a conocer la noticia de que en esta ciudad se construía una estación de telecomunicaciones satelitales cuya primer gran tarea era llevar la transmisión de los Juegos Olímpicos de 1968 a todo el mundo. Una hazaña "olímpica" al considerar que era la primera gesta deportiva de tal calibre que iba a verse a nivel mundial gracias a la infraestructura y al talento de ingenieros que lo harían posible desde Tulancingo, la que recibiría el mote por dicho suceso de "la Ciudad de los Satélites".
Fue así que sobre un terreno de 50 hectáreas y con una inversión de aproximadamente 80 millones de pesos, se instaló una antena parabólica de 32 metros de altura, que considerando el peso del pedestal y reflector, alcanza las 2 mil toneladas. La estructura iba a entrar en comunicación para el mes de agosto con el satélite en órbita Intersat, a modo de generar las pruebas necesarias y así lograr la olímpica transmisión para mediados de noviembre de 1968.
Cabe recordar que Tulancingo fue la elegida luego de que México entrara en 1967 al consorcio Intersat, dadas las condiciones únicas en América del Norte por sobre todas las demás ciudades: se ubica entre una cadena montañosa que es aislante natural de interferencia por microondas, un clima seco que evita la propagación de salitre en los equipos; y un sueño firme que no se ve afectado por terremotos. También, destaca que es un punto medio entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, además de que la cercanía con el entonces Distrito Federal.
Una ciudad con aire limpio y un terreno alejado de las inundaciones también fueron características que convencieron a las empresas japonesas Mitsubishi-TRW y la Nippon Electric Co., que le entraban al "quite" con la expertise de ingenieros mexicanos de la Secretaría de Comunicaciones para llevar la historia de las telecomunicaciones globales a otro nivel. Rápidamente hicieron llegar a Tulancingo un cargamento vía ferrocarril con 166 cajas en donde la antena -evidentemente desarmada- se trasladó hasta el sitio donde actualmente se enarbola, ahora también como símbolo de identidad tulancinguense.
Y así, mientras ocurría la Matanza Estudiantil de Tlatelolco en la Ciudad de México, en Tulancingo empezaba operaciones formales la Estación Terrena "Tulancingo-I", un 02 de octubre de 1968. Además de los Juegos Olímpicos, dos años más tarde la antena haría posible la retransmisión internacional del Mundial de la FIFA 1970 (con sede también en México) y el de 1986, ya con una segunda antena que llegó a tierras locales en 1980 y cuya puesta en marcha la apadrinó el expresidente José López Portillo. Nueve años después, el logro alemán en plena Guerra Fría también se vio en todo el mundo gracias a las Antenas, hecho histórico conocido como la Caída del Muro de Berlín.
Hoy en día ya no son dos sino siete antenas las que viven en dicha estación terrena, recibiendo la llegada de trabajadores, estudiantes, visitantes y personas en general que vienen desde la Ciudad de México con dirección a Tuxpan. Tan profundo caló en la cultura local, que la silueta de las antenas es motivo de postales, fotografías, nombres de escuelas y hasta de un equipo de fútbol bastante conocido.
Aunque actualmente la total operación corre a cargo de Telecomm, en su momento era catalogada como la estación terrena para comunicaciones vía satélite más grande del mundo, además de ser única en nuestro país. Si bien es cierto que su popularidad e impacto se ha reducido con el paso de los años, en el 2018 se anunció que se harían reconversiones para que funcionara como Observatorio Radioastronómico e incluso se gestionaran importantes avances en materia de la carrera espacial mexicana, sin embargo hasta el momento no hay mayores avances en el tema.