¡Ooooh, tamal, de fina masa mantecada, que me aumentas la lonja, el cachete y la papada! (Poema al tamal)
Este dos de febrero, tamaleras del municipio de Tulancingo, contaron cuáles son sus rellenos más exóticos.
En el marco de una de las festividades más importantes de la cultura mexicana, las señoras, parejas e incluso familias enteras que se dedican a vender uno de los alimentos prehispánicos y más antigüos de México, expusieron que a diferencia del año pasado, está ocasión pintó mucho mejor sus ingresos.
El origen de festejar con tamales, viene desde el lado prehispánico, según Fray Bernardino de Sahagún, autor de varias obras en náhuatl y castellano, consideradas entre los documentos más valiosos para la reconstrucción de la historia del México antiguo antes de la llegada de los españoles, el 2 de febrero también se acercaba al día del nacimiento o presentación del Sol en el calendario azteca y el inicio de la temporada de siembra.
Durante la Conquista de México por los españoles, los frailes eran los encargados de adoctrinar a los indígenas, por lo que se mezclaron las tradiciones prehispánicas y católicas, dando paso a celebrar el Día de la Candelaria comiendo tamales.
Entre los diferentes rellenos de esa deliciosa masa de masa ofrecida por tulancinguenses, se encuentran: pollo, puerco, rajas, calabacitas, mole, verde, rojo, frijolitos, carnitas, camarón, pata de pollo, molleja, res, picadillo, dulce, limón, tamalates, de queso, de papa y hasta de tinga.
"Lo único cierto de esto, es que podemos rellenar el tamal de lo que se nos antoje, o se nos ocurra", refirió una vendedora de tamales, quién en compañía de su esposo, pusieron su puesto de tamales poco antes de las 6 am, a cuadras de la central camionera.
Por su parte, doña Lucrecia Ramales, quién práctica el oficio por herencia familiar y desde hace 18 años, mencionó que gracias a "este noble trabajo", logró pagar el estudio de sus ahora hijos ingenieros.