De acuerdo con la creencia católica, el Día de la Candelaria representa el cierre de los festejos navideños, ya que es el dos de febrero cuando se cumplen 40 días desde el nacimiento de Jesucristo y se bendicen imágenes del Mesías para que pueda guardarse el nacimiento. Además, también es el día en que se cumple con la "penitencia" por haber sacado el muñeco en la Rosca de Reyes que comemos el seis de enero y se regalan tamales.
Así las cosas, el sacerdote Salvador Osnaya, titular de Economía en la Provincia de los Misioneros Josefinos con presencia en Tulancingo, explicó que aunque la tradición de vestir las imágenes es meramente mexicana, la celebración religiosa proviene de viejas costumbres judías cuando después de 40 días se presentaba a los primogénitos en el templo y se ofrecía un sacrificio. Según la economía de cada familia, podía darse un cordero o bien un par de tórtolas.
Referente al día de la Candelaria, también tiene sus orígenes en textos bíblicos: cuando José y María llevaron al niño Jesús a dicho templo, fue visto por ancianos quienes lo reconocieron como "Mesías" y también como "la luz que ilumina al pueblo de Israel", término que, con el paso del tiempo, se relacionó con la palabra "vela" o "candela". Esta celebración es como si se tratara de un bautismo, cuando se recibe la luz de Cristo y se pide a familias que "la luz mantenga la fe encendida".
En este sentido, comerciantes de Tulancingo ya abarrotaron sus estantes exteriores en el pasaje López del mercado municipal con figuras de diferentes tamaños y modelos del tradicional niño Jesús, además de que comenzaron a ofrecer el servicio de restauración de imágenes de cerámica para alistarlos de cara a la bendición del próximo febrero.
En entrevista, la señora Eva Rueda quien desde hace 30 años vende ropones y restaura figuras, contó que el trabajo se intensifica en los últimos días del mes. Sin embargo, desde ahora ya acuden feligreses a cotizar precios: una figura de aproximadamente 30 centímetros cuesta cerca de 300 pesos, mientras que por la vestimenta depende del modelo y llega hasta los 500 o 600 pesos. Es así que el costo podría ascender a mil pesos si se adquieren accesorios como sillitas o gorros y tomando en consideración la compra de una figura nueva.
El sacerdote comentó que aunque la costumbre de vestir al niño con indumentarias de luchador, bombero, futbolista, entre otros, es meramente folklórica, no debería ser el principal atractivo de la festividad ya que "tiene gran simbolismo familiar, que representa el encuentro de generaciones porque ancianos reconocen a Cristo y se llenan de alegría."
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"Hay que despertar el simbolismo familiar, cómo Jesús al hacerse hombre asume nuestra realidad humana y ha querido tener una familia dónde nacer, dónde crecer y dónde desarrollarse en gracia delante de Dios y de los hombres.", concluyó el presbítero.
