Gaby Miranda, psicóloga clínica, y Asheley Pedraza, activista, es una pareja homoparental comprometida, que se casará el próximo 22 de julio por el civil, pero enfrentan un impedimento: no hay formatos que incluyan la diversidad.
Decidieron contraer matrimonio en el municipio de donde es originaria Asheley, Atotonilco de Tula, a unos 40 minutos de Pachuca, Hidalgo. Hace unas semanas fueron a investigar el trámite, llevándose la sorpresa de que los formatos sólo citan a el concubino y la concubina. No incluyen la diversidad.
Asheley explicó que necesitan el documento conocido como formato especial, arcoíris o LGBT, pero no está de acuerdo que se especifique así porque es discriminatorio para las personas que quieren ejercer el derecho de casarse y tener una familia.
Incluso, dice, “el futuro esposo debe llevar cartilla militar. Nos quedamos así como de qué onda con esos formatos, porque la reforma a la Ley para la Familia en Hidalgo en 2019 permite el reconocimiento al matrimonio igualitario, pero los trámites siguen sin actualizarse ni homologarse en Atotonilco de Tula. Sería interesante revisar el resto de los municipios”.
Tienen seis años de conocerse, cuatro de ellos como pareja. Tomaron la decisión de casarse por amor, pero también por motivación política para acceder al derecho de tener esposa y familia.