Familiares, amigos y conocidos de Román, le dieron el último adiós entre lágrimas y música de mariachi.

El hombre de 52 años falleció por un derrumbe en la mina de caolín localizada en Carbonero Jacales, el pasado martes.

Desde su casa en la colonia El Vergel, el féretro fue llevado en su camión “El Renegado” que lo acompañó en largas jornadas de trabajo hasta la parroquia de la Inmaculada Concepción, donde se ofreció una misa de cuerpo presente.

En la iglesia fue colocado el ataúd, que estaba rodeado con un mar de flores blancas, ahí sus tres hijos, sus familiares cercanos y sus amigos hicieron cortas guardias de honor.

“Estamos ante las realidades más dolorosas, que es la separación de un ser querido, porque hoy más allá de la muerte de nuestro hermano Román lo que nos duele es su muerte inesperada”, reflexionó el párroco durante la homilía.

La música del mariachi acompañó al cortejo fúnebre hasta el panteón municipal de Agua Blanca, donde ahora descansa su cuerpo.

Para Román su hijo primogénito, su padre fue una gran persona, ya que siempre se condujo con los valores de respeto, honestidad y trabajo, “toda su vida estuvo trabajando para toda su familia”.

Antes de despedirlo, su hija Ángeles brindó un breve mensaje que conmovió a los presentes, aunque su voz se quebraba, muy firme pronunció que su padre antes de su muerte de alguna manera ya había preparado su funeral.

Su padre asegura que dejó un legado con sus hermanos, les enseñó mucho, la humildad y el trabajo, “le agradezco a todos, creo que aquí está la muestra de lo que él hizo, la cosecha que él hizo, que mi papá fue sembrando, de igual manera, donde él quedó fue donde él trabajó muchos años, trabajando en las minas con sus compañeros”.

Lamenta que en este accidente otras dos personas hayan perdido la vida, “lamentablemente se van dos muchachitos con él que le van hacer compañía, era muy querido por allá tuve la fortuna de conocer a esa gente tan cálida con mi papá”.

Román su padre, le dio la fortaleza, porque ella sabía que su partida la iba a quebrar, “pero como él dijo no me van a llorar cuando me traigan aquí y se lo voy a cumplir”, esta fueron las palabras de despedida a su padre que fueron acompañadas por un fuerte aplauso.

Román Naranjo gran parte de su vida la dedicó hacer camionero, hacer fletes, era en hombre de trabajo, respetable, pero sobre todo una gran persona, así lo recuerdan sus familiares y amigos.