TULA DE ALLENDE, Hgo.- Aunque la región y el municipio son privilegiados por la alta actividad industrial que registra, la pandemia ya ocasiona los primeros efectos sobre la economía de las familias. Prueba de ello es que muchas personas han comenzado a rematar desde implementos de trabajo y sus muebles, hasta objetos de poco valor, como macetas y envases.
El regidor José Miguel Rodríguez Dorantes, quien preside la comisión de Comercio, dijo que la situación en Tula está muy difícil para los establecimientos comerciales, en especial restaurantes, fondas y cafés, a quienes no les funcionó el concepto de comida para llevar y a fin de no endeudarse más con la renta, han preferido desmontar sus negocios y vender todo el equipamiento por separado.
“El mercado municipal, por ejemplo, calculo que está funcionando a un 40 por ciento. Y como no puede la gente con la renta y el pago de tanto personal, en tres semanas ya han cerrado al menos dos fondas grandes y una de mucha tradición. También otros establecimientos que en Tula estaban considerados como negocios muy sólidos y prósperos, entre ellos una tienda de venta de materias primas, porque sus ventas bajaron mucho y no puede pagar el alquiler del lugar”, precisó el regidor.
Agregó que la situación se ve complicada a largo plazo, y no solo en Tula sino en todo el país. Dijo que en este momento no tienen aún una cifra de los negocios que han cerrado o quebrado, pero la percepción es que es una situación catastrófica por la cantidad de personas que ha visto están cerrando tan solo en el primer cuadro de la ciudad.
Y refirió que para atenuar la crisis, la alcaldía, a través de Desarrollo Económico está acercándole información a las cámaras, organizaciones y gremios de comerciantes y prestadores de servicios para que puedan acceder a los créditos de hasta 25 mil pesos que están dando los gobiernos estatal y federal.
Pero la situación es crítica, sobre todo para las familias que comenzaban a vivir del turismo y aquellos que el comercio de artículos o servicios no esenciales es su única actividad económica, porque la mayoría no están inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que es un requisito para recibir apoyo gubernamental.
Por otra parte, los comerciantes no acuden a los empeños, según dijo Javier Romero Lara, dueño de un puesto de tacos en la comunidad de San Lorenzo. La situación económica por la emergencia sanitaria va para largo y no tendría oportunidad de recuperar sus cosas, por lo que la mejor opción es venderlas aunque sea por debajo de su valor, porque ya hay mucha oferta.
Bombas eléctricas con valor de 7 mil pesos las ofrecen en 3 mil e incluso aceptan recibir otros objetos para completar el precio pactado y no dejar ir la venta.
Pero también hay familias que están vendiendo ya sus muebles, extensiones eléctricas, carriolas, ropa, juguetes y hasta las macetas.
Las páginas en Internet de venta de artículos de segunda mano tienen gran diversidad de ofertas, que por otra parte están aprovechando muchos trabajadores que sí están recibiendo sus salarios completos en esta región.
DATO
Una parrilla nueva con freidora tiene un costo en el mercado de 2 mil 600 pesos y se vende en mil 600