Maribel cumple una sentencia de once años en prisión por el delito de robo y asalto en complicidad, ingresó a los 19 años al Centro de Reinserción Social (Cereso) de Pachuca y hoy será su último Día de las Madres dentro de ese sitio.
Cuando cumplió la mitad de la pena se embarazó y ahora su hija tiene dos años y medio, ambas lucen sonrientes, pues aunque la ley permite que aquellas mujeres reclusas podrán tener tres años a sus hijos, pronto obtendrá su libertad y al parecer, regresarán a casa juntas.
Ella, la madre, ha pasado en total 7 años y seis meses en el reclusorio, y como ya cumplió el 80 por ciento de su sentencia, además de ser acreedora a otros beneficios, es muy probable que en aproximadamente dos meses la liberen.
Mientras tanto, dice, ha tratado de llevar una vida normal a lado de su única hija, pues fue ella quien le cambió la perspectiva de las cosas, levantó su ánimo y ahora la motiva a salir a la calle y enfrentar el mundo de otra manera.
“Trataré de estar libre, que ella tenga una vida normal, porque aunque aquí es como una casa y tenemos una estancia. Merece vivir sin limitantes”, añadió la entrevistada.
La joven Maribel, quien ahora tiene 26 años, estudiaba la carrera de contabilidad antes de caer tras las rejas, sin embargo, perduran en ella las ganas de concluir sus estudios, de iniciar una vida nueva.
Las fechas importantes como el Día de las Madres no pasan desapercibidas en el penal, pues apenas fueron festejadas con rifas, comida y un animador, momentos que fueron compartidos con 13 madres que tienen hijos ahí, aunque son 151 féminas las que se encuentran actualmente en el Cereso.
Maribel acepta que su etapa de rebeldía la llevó al lugar donde ahora duerme, pero también sabe, que fue una forma de vida y que al salir deberá enfrentar nuevos retos, ahora, como madre.