Una de las máximas expresiones de fervor católico se vivió este miércoles 02 de agosto en la ciudad de Tulancingo: miles de feligreses de este y de municipios vecinos, algunos provenientes de los aledaños estados de Veracruz o Puebla, se desbocaron en muestras de afecto y culto para Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de la Arquidiócesis de Tulancingo y cuya devoción causada sobre la gente de estos terruños es innegable.
Bastó con entrar un par de horas al Santuario de Los Angelitos para atestiguar el fenómeno religioso del día, momento de catarsis en que brotaron emociones en la mayoría de la gente que visitó a la Virgen. Depositando flores, dejando ofrendas en cada columna o ante cualquiera de las imágenes que reposan en los nichos del templo, todos expresaban su fe ya sea con una tierna mirada, una sonrisa y hasta con desenfrenadas lágrimas.
Y es que según relató el padre Roberto durante la homilía de la misa vespertina, los testimonios de fe y de hechos milagrosos en torno a esta advocación de María dan muestra de su importancia en la sociedad tulancinguense: "Es algo tan hermoso porque nuestra madre nos ha convocado y venimos a suplicarle, es de admirar el gesto que ha tenido con nosotros para inculcarnos el amor a Dios"
Contó que uno de las mayores expresiones de devoción ocurrió hace apenas unos días, cuando una mujer madre le platicó que gracias a la intervención de la Señora de los Ángeles su hijo seguía con vida, pues "ella contó así: el jueves pasado mi hijo se estaba muriendo, de la nada ya no despertó. Yo no sabía qué hacer ni cómo me acordé que tenía una imagen de la Virgen de los Angelitos, la puse en el piso y encima puse a mi hijo y en ese momento despertó. Inmediatamente mi esposo y yo lloramos", relató el clérigo, para luego remarcar que este tipo de sucesos son posibles gracias a la fe y fidelidad para con Dios.
Mientras transcurría la celebración eucarística, los cerca de 50 asistentes que había ascendieron casi a 200, que poco a poco se acomodaron en el lobby de la iglesia. Por ser día especial, retiraron todas las bancas y por lo tanto la Palabra se escuchaba de pie. Sin embargo, las capillas adyacentes también estaban llenas, pues aquí podían permanecer hincados mientras admiraban la imagen original del Santuario, el cual por cierto estaba desbordante de coloridas flores y enmarcada por decenas de velas y cirios que a lo largo del día se fueron dejando.
Contrario a pasados años en donde la tarde se cubría con una intensa lluvia, este miércoles imperó un clima soleado, ideal para quienes además de pasar a la iglesia, se dieron una vuelta por la tradicional feria y así degustar churros, gorditas, elotes y antojitos de la región. Ríos de gente pudieron verse entre los delgados pasillos ferieros, una seña característica del evento anual y que por incómodo que parezca, le da un encanto muy particular que deleita a propios y extraños por igual.