“No se ha demostrado que las variantes genómicas del Covid-19 sean más virulentas, lo que sí han demostrado los estudios es que ante estas las vacunas tienen buena eficacia para seguir protegiendo contra formas graves de hospitalización, lo más importante es vacunarse y seguir cuidándonos independientemente de las variantes que estén circulando”.
Eso lo afirmó la doctora Celia Alpuche Aranda, directora del Centro de Investigación sobre enfermedades infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) durante una teleconferencia organizada por la Fundación para la Investigación y Educación en Salud Pública (FIESP), en coordinación con el INSP, para abordar el tema de las variantes del nuevo coronavirus.
Explicó que el virus necesita estar infectando a una persona para generar variantes, por lo tanto si se disminuye la capacidad de infección, no sólo se disminuye la posibilidad de que el virus se replique, sino que se generen más variantes y que en lo eventual pueden tener más repercusiones de lo que se ha visto hasta ahora.
Las mutaciones en los virus es un fenómeno frecuente y esperado, sin que esto implique de manera forzosa un riesgo para la salud pública, afirmó su homólogo José Ernesto Ramírez González, investigador de la Unidad de Desarrollo Tecnológico e Investigación Molecular.
Expuso que entre más tiempo circule un virus y más personas se infecten, más cambiará y, por ende, es más probable que adquiera mayor efectividad, virulencia, posibilidad de evadir el efecto de las vacunas y mayor capacidad de reinfectar a las personas.
Reiteró la importancia de continuar con las medidas no farmacológicas, como el uso de mascarilla, lavado frecuente y correcto de manos, evitar lugares cerrados, mantener la sana distancia y se deben mantener estas acciones.
Una vez detectadas se procede al aislamiento de pacientes y rastreo de con-tactos a fin de iniciar con la investigación de virulencia, la cual implica aspectos como transmisibilidad, severidad y letalidad; posteriormente se evalúan los riesgos, como los grupos de edad y determinantes sociales.
La potencial adaptación de la atención clínica, así como la toma de decisiones respecto a las medidas de salud pública y difundir información oportuna a las entidades estatales para tener una comunicación de riesgos más precisa y oportuna, forman parte de este proceso ante la presencia de variantes.