Ya son varios años en que el maíz dejó de ser un cultivo rentable para algunos campesinos de Acaxochitlán, como contó el señor Sergio Ponce, quien explicó que últimamente ya no recuperaba ni siquiera la inversión, además de que a causa de las sequías y del clima, muchas veces ya ni siquiera brotaban las mazorcas esperadas.
Como se sabe, para la siembra de maíz en una hectárea hay que invertirle aproximadamente 10 mil pesos, dinero que probablemente ya no se recupere si por alguna razón (heladas o plagas, por ejemplo) la siembra no se da. Ante tal problemática, Sergio decidió probar en su parcela y en sus invernaderos de jitomate, qué tan rentable podía ser la producción de algo completamente nuevo para él y hasta para el municipio donde vive: comenzó a sembrar girasoles.
Para conocer los pormenores de ello nos desplazamos a la localidad de San Pedro Tlachichilco. A bordo de una camioneta, se alcanzan ver a lo lejos unas ligeras líneas de color amarillo que se alzan sobre los demás campos; ya “de cerca” se distinguen con mayor claridad: tallos verdes, como de dos metros de alto, coronados con una flor amarilla que apenas va abriendo, otros ya en su máximo esplendor. Entre revoloteo de abejas que se acercan sin timidez a las flores ya abiertas, Sergio nos recibe en compañía de su hija, ambos sonriendo.
En su variante Full Sun, uno de los más de 70 tipos que existen de dicha flor amarilla, Sergio primero sembró 3 mil semillas. Aquí se dio cuenta que aunque merma en un 20 por ciento aproximadamente, puede venderse hasta en diez pesos cada una, lo que le asegura una recuperación de hasta 800 por ciento. En esta, su segunda vuelta, sembró 6 mil semillas que riega con sistema de goteo gracias a la cercanía que tiene con un canal. Su inversión, según refirió, fue de solo seis mil pesos, en un terreno de aproximadamente 100 metros cuadrados; en un escenario donde el 20 por ciento no brote adecuadamente, estaría generando casi 50 mil pesos.
“Estamos en una buena temporada, afortunadamente ahorita el girasol se vende más que antes y si conseguimos que nos compren la flor a diez pesos cada una, se le recupera bien. A veces se vende a menos, pero aún así ya le estamos recuperando (...) es más rentable porque ya es una flor muy comercial”, señaló.
Por supuesto que se requiere, como en todo lo que es campo, un gran trabajo físico y puntual seguimiento. Afortunadamente y a diferencia del maíz, el girasol es resistente a lluvias y heladas, además de que considerando su tiempo de crecimiento (de tres a tres meses y medio), puede producirse hasta tres veces en un año. El porcentaje de pérdida que ya mencionamos se le atribuye a algunas varas que no alcanzan el tamaño adecuado o que tal vez son arrasadas por los chapulines, una de las principales plagas que amenazan a la flor; por supuesto, se combate con fertilizantes.
“Es menos trabajo que el maíz. En esta siembra solo tumbé la maleza, se pone la semilla, es un solo trabajo, solo una vez ocupé mano de obra, ya después la planta sola va cerrando y evita que crezca más maleza”, señala.
Coincidió en que nuestra visita a Sergio fue en el día en que comenzaba a cortar flores para venta. Él platica que van para el mercado de Santa Ana Tzacuala, localidad de Acaxochitlán, donde se han especializado en el desarrollo de este sector comercial y que actualmente se extiende a todas partes del país. Es aquí donde podría haber oportunidades para otros campesinos de la región que opten por el mercado florista, considera Oscar Arroyo Cruz, director de Desarrollo Económico de la demarcación:
“Es rentable y se da en nuestra tierra, en Santa Ana Tzacuala compran a productores de otros lados y yo creo que si más gente se anima a producir aquí en Acaxochitlán todo ese dinero se quedaría aquí en el municipio”, estima.
Además de las que ya crecieron a cielo abierto, Sergio ahora se dispone a sembrar en invernadero, modelo donde asegura “se logra otra calidad”. Aunque no descartó dejar la siembra de maíz para siempre, aseguró que por ahora se enfocará en el girasol pues le ve futuro sólido.
“Al inicio sí cuesta porque hay que armar el sistema de riego, pero todo es inversión. Hay que arriesgar, estamos explorando todavía, es una flor que siempre se vende y es de las favoritas.”, expresa Sergio con su eterno rostro sonriente.