La aparición de los Toltecas proveniente de Tamoanchan en el norte, según una versión; y otra más dice que venían de Huehuetlapallan, desde el sur. La peregrinación era conducida por Huemantzin, astrologo que conocía los sitios a donde debía guiar a su gente.
Con él, siete señores, caballeros y principales descendientes de la casa real de los Toltecas, a los que la gente seguía después de abandonar sus tierras. Uno de estos caudillos, Acatl (Tlacomihua) o Acapichtzin, se señala como descubridor de Tulancingo.
Acatl era el primero de estos caudillos y lo ratifica Fernando de Alva Cortés Ixtlilxóchitl, en la Relación histórica de la nación tulteca. Y además da el nombre de los 6 señores restantes.
“Esta nación tulteca fue la tercera que pobló esta Nueva España, contando por los primeros a los gigantes, por los segundos a ulmecas y xicalancas.
Estando en el puesto de Tolantzinco, contaron ciento y cuatro años que habían salido de su patria; los cuales traían siete caudillos, que por sus tiempos siempre estos siete elegían a uno que los gobernaba.
El primero de estos se llamaba Tlacomihua, aunque algunos lo llamaban Acatl; el segundo se llamaba Chalchiumatz, el tercero Ahuecatl, el cuatro Coatzon, el quinto Tziuhcoatl, el sexto Tlapalhuitz, el séptimo y último Huitz.
Los cuales después poblaron la ciudad de Tolan, que fue la cabeza de su monarquía e imperio, por parecerles lugar conveniente y pasar por el río”.
La migración Tolteca, no fue hecha al azar, pues en cada lugar por el que pasaban, abrieron tierras de cultivo y dejaron gente para que las poblaran.
Y así continuaron hasta llegar a Tulancingo, desde este lugar reconocieron todas las tierras, mejores lugares para poblar y al frente de ellos iba Acatl.