Las afectaciones físicas o cutáneas están vinculadas a causar dolor corporal y es utilizado “como estrategia de regulación para poder sentir menos malestar interior”, sin embargo se debe emprender un análisis más profundo de los elementos en cada caso, señaló la experta en intervención clínica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Liliana Guzmán Álvarez.
Lo anterior, en su intervención en el conversatorio Noche de Emociones: “Autolesión y suicidio”, convocado por la Casa de las Humanidades, el Museo de las Constituciones y la FP, donde explicó que algunos mitos que persisten en la sociedad mexicana sobre el suicidio son que quien desea cometer un acto autolesivo está decidido a perder la vida o no alerta ni emite señales previas de esta situación.
“Se deben analizar las causas de los comportamientos, que pueden ir desde una pérdida, alguna enfermedad, y de ahí dependerá el abordaje para dotar de estrategias que gestionen sus emociones”, añadió la especialista universitaria, apuntando que nueve de cada 10 personas muestran señales previas de dañarse o atentar contra su vida.
Para Nimsy Rufino Zavaleta, egresado de la Facultad, lo más importante es compartir el estado o la situación que se vive, el diálogo, pues “hablar nos ayuda a hacer sentir, a que la persona afectada no se sienta sola; incluso abordar el tema del suicidio puede ser un medio de prevención”. Dijo que hay que considerar varios factores, lo que ocurre en casa y cómo repercute en las conductas, pues incluso puede haber una percepción de que la persona afectada carece de redes de apoyo, aclaró.
En tanto, Eduardo Matamoros Mendoza, también egresado de la entidad universitaria, estimó que “puedo enfrentar el miedo y darme yo mismo una sensación de control. Para eso tengo que buscar herramientas que me ayuden, y enfrentar la frustración que tengo”.
Apuntó que es necesario tomar en cuenta que luego de una autolesión o intento de suicidio, las personas sienten vergüenza, culpa, incluso arrepentimiento, razón por la que “lo importante será acercarnos, preguntar cómo podemos ayudar, pero no invisibilizarlos, darles espacio, validar la emoción”.