La vida económica de Tula, que ya estaba afectada por la pandemia, se detuvo casi de tajo el pasado seis de septiembre por el desbordamiento del río Tula. La mitad de los edificios de la ciudad que albergan locales comerciales y a prestadores de servicios, quedó bajo el agua, pero también las sucursales de dos instituciones bancarias, así que el dinero escasea.
Parte de la ciudad quedó bajo el agua dos días, en algunos sitios como la Calzada Melchor Ocampo y la Calle Leandro Valle que van alineadas, hubo sitios donde el agua subió más de dos metros y medio. Y ahí se ubican las sucursales de Banamex y BBVA. Y esas calles volvieron a sufrir una nueva inundación el 18 de septiembre pasado.
Los edificios de ambos bancos sufrieron pérdida total y siguen cerrados, lo que complica la vida no solo delos tulenses si no los cuentahabientes de toda la región, porque son las sedes más grandes de la zona sur del estado. Y además de que no se puede disponer de dinero en efectivo o hacer pagos, los damnificados, muchos de ellos comerciantes, tampoco se pueden realizar trámites para reponer sus tarjetas, hacer efectivos seguros contra siniestros o solicitar préstamos.
Los ciudadanos de las zonas afectadas, están viviendo desde el 7 de septiembre de los apoyos que les están otorgando los gobiernos, federal, estatal y municipales, así como empresas y la sociedad civil. Solventan el día a día con despensas, ropa y algunos enseres que les son regalados, porque perdieron todo su patrimonio y documentos, pero además porque ya hay poco dinero circulante.
La falta de efectivo, es una situación que se está generalizando en toda la región Tula, porque hay pocas sucursales bancarias. Tlahuelilpan, Tetepango, Ajacuba, Tepetitlán, Atitialaquia, ni Atotonilco de Tula, tienen sucursales bancarias, y varios de ellos no tienen tampoco ya que por la pandemia los bancos cerraron algunas y por los robos de que han sido objeto hay varios cajeros inoperantes.