Pagó 160 mil pesos, permaneció 10 días en el desierto, vio a paisanos morir en el intento y estuvo a punto de renunciar a su "sueño americano", pero al final logró su objetivo. Se trata de Naye, una joven que a sus 26 años de edad lleva 18 meses en territorio estadounidense.
Como muchas otras mujeres, ella se fue para darle una mejor vida a su hijo que hoy tiene seis años y a quien dejó en territorio hidalguense, a cargo de su mamá, Gaudencia Morales Licona.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), durante el 2022 el 50 por ciento de los mexicanos que cruzaron la frontera hacia Estados Unidos, fueron mujeres no mayores de 30 años. Además, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indica que los migrantes hidalguenses representan el 4 por ciento de quienes se desplazan a territorio estadounidense.
Año y medio después de esa despedida en busca de cumplir el famoso “sueño americano”, la señora Gau, como la llaman por sus seres queridos, se hace cargo de su nieto, lo que considera todo un reto porque hay una brecha tecnológica y de edad enorme ante ambos, pero que de una manera u otra intenta franquear.
Aunque asegura que su nieto Alonso, o Alonsito como ella le dice, le alegró la existencia y la llena de vida, también reconoce lo difícil y doloroso que ha sido este proceso, pues, aunque ganó un nuevo hijo, vio partir a la suya.
Adaptándose a Algo Nuevo
La señora Gaudencia Morales Licona, fue abuela a sus 43 años y tuvo que cambiar su estilo de vida completamente, pues aunque nunca pensó pertenecer a la estadística de abuelas mexicanas que cuidan a sus nietos mientras sus papás trabajan en otro país tuvo que hacerlo, pues fue la única opción en la que su hija Naye, mamá de Alonso, podía satisfacer de lo indispensable a su hijo.
“Naye se fue en septiembre del 2022, se fue para darle una mejor vida a su hijo, salir adelante más que nada y apoyarnos a nosotros también”, precisó.
Recordó como si hubiera sido ayer, lo difícil que fue la separación con su hija, ya que siempre tuvieron buena relación y fueron muy unidas. Incluso, calificó como sorprendente su decisión de irse, pues nunca se imaginó que tuviera que emigrar para salir adelante, pero las oportunidades para las mujeres y madres solteras son limitadas.
Cruzar la Frontera, Pesadilla de un Ilegal
Entre lágrimas y con voz cortada, doña Gau, recordó el tormento que fue para ella y su hija el cruce hacia el país vecino, pues Naye como cientos de mexicanos, llegó a Estados Unidos de manera ilegal, y caminó por el desierto durante 10 días.
De acuerdo con las últimas cifras del Inegi, del año 2020, de Hidalgo salieron 26 mil 206 personas para vivir en otro país, 87 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América.
“Ella se fue de ilegal por el desierto, significó mucho dolor y preocupación para mi no saber de ella, fueron 10 días para que pudiera pasar (...) fue muy feo porque viví el dolor casi sola porque mi hija no quiso que nadie más se enterara que se fue y yo tenía que poner otra cara y en la noche me derrumbaba por no saber nada”, recordó.
Durante el tiempo que Naye estuvo en el desierto, únicamente se reportó 3 veces mediante mensajes de texto cortos y de un número que no correspondía al de ella, por lo que la preocupación aumentó para doña Gau, pues es bien sabido las atrocidades que pasan los ilegales al intentar cruzar al otro lado.
“En el último mensaje que me mandó yo le dije: ‘mija, si eres tú mándame un audio, yo quiero saber que sí eres tú y no alguien más’”.
La angustia de doña Gau era mayor, pues en el grupo en el que su hija viajaba, iban 7 hombres y ella. El pago por cruzar a la frontera fue de 160 mil pesos, la mitad la liquidó en el momento y el resto cuando arribó a su destino.
“Cuando ella llegó me dio mucho gusto porque cumplió su sueño de estar allá y también mucha tristeza porque no sé cuánto tiempo estará allí, pueden ser cinco o más años, no lo sé”.
Con mucho orgullo recordó que cuando su hija ya estaba del otro lado, recibió un mensaje del guía que los cruzó y textualmente le dijo “tiene usted una hija muy chingona”-, pues del grupo de 7 hombres con el partió de México, solo cumplieron su objetivo dos y ella, el resto se regresó o fueron agarrados por la Patrulla Fronteriza.
Naye le contó que, durante esos 10 días de su andar, sí pasó por su cabeza regresar, pues entre las muchas cosas que le pasaron, las que más recuerda fue haber visto paisanos morir, caer a un nido de víboras, escuchar pumas, y caerse a barrancos.
A los 25 años de edad, Naye cruzó a los Estados Unidos y fue mamá a los 21, “¿De dónde sacó la fuerza para dejar todo, tu casa, tu hogar, tu hijo y más? Sólo ella lo sabe, pero lo que si es que sufre la ausencia de su hijo, cada que hablan ella llora”.
Durante su estadía en EU, Naye trabajó recolectando nuez, en una tienda mexicana y actualmente está en una fábrica que empaca carne, de la cual, es la imagen.
Migrantes Hidalguenses Eligen EU
Los migrantes de nuestra entidad representan el 4 por ciento del total de toda la migración hacia territorio estadounidense. Los principales estados a los que llegan son California 23.1 por ciento; Texas 13.1 por ciento; Florida 11.1 por ciento; Carolina del Norte 7.9 por ciento y Georgia 7.4 por ciento, según la Red de Inteligencia e Innovación Económica y Financiera S.A de C.V.
Un Nuevo Estilo de Vida
Después de que Naye se fue, la vida de toda su familia cambió, principalmente para Alonsito, quien incluso se enfermó porque extrañaba mucho a su mamá, pero actualmente ya está acostumbrado a esta nueva etapa en su vida.
“Diario le hace videollamada y aunque sea por pantalla la ve y platican, le sigue afectando porque, por ejemplo, a veces los niños sin saber lastiman a otros niños, porque cuando hay eventos con papás y ve eso en sus compañeros se siente mal y aunque está acostumbrado con nosotros si sufre sus ausencias”, detalló doña Gau.
Entre risas, contó que el pequeño es un niño muy querido y travieso, lleno de energía y mucha imaginación, pues cuando está de buenas le dice “mamá” y cuando no, únicamente abuela, pero está segura que si la ve como una figura materna.
De las muchas cosas que tuvieron que cambiar en la vida de doña Gau fue que dejó su trabajo, pues era necesario volver a ser mamá de tiempo completo y dedicarse al cien a Alonso, quien va a la escuela y con quien enfrenta las nuevas formas de enseñanza que no pasó con sus tres hijos: Gaby, Naye y Jaime.
“La brecha tecnológica y de edad la enfrento con ayuda, cuando no son mis hijos, son las mamás de la escuela, pero me tuve que quitar la pena de decir ‘no sé, no puedo’. Me ha tocado vestirme de paloma, de zanahoria, sinceramente disfrutó hacerlo y no me siento mal de estar en el lugar de mi hija”, precisó.
Al preguntarle si Alonsito es feliz dijo con una gran sonrisa en la boca que sí, y su hija Naye está contenta, pues, aunque siempre le hace falta su hijo, está cumpliendo con el objetivo: tener una mejor calidad de vida para ambos.
Aunque al inicio Alonso quedó a cargo de sus abuelos por palabra, actualmente están en el proceso legal para obtener la guarda y custodia de él, pues el objetivo es realizar los trámites necesarios para que el niño pueda ir a visitar a su mamá y reencontrarse con ella lo más pronto posible, además de que doña Gau y su esposo también vayan a ver a su hija.
Posibilidades Migratorias
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, la posibilidad de que las mujeres emigren a Estados Unidos depende sobre todo de las redes familiares constituidas y los motivos para migrar, son: 73 por ciento se apoya en las redes familiares (nuclear, extensa y política); 10 por ciento en amigos, 7.4 por ciento en paisanos, conocidos y familias de amigos, 3.3 por ciento en coyotes y 3 por ciento se va sola, sin ningún tipo de ayuda.
Por último, doña Gua mandó un mensaje a las personas que, como su consanguínea dejaron a sus hijos y su país para tener mejor calidad de vida, “si tomaron esa decisión tan difícil que le echen ganas para regresar con sus hijos, que no se olviden que se van por ellos.
A las personas que como ella se quedan acá “los que nos quedamos igual, que les echen ganas para que entreguemos buenas cuentas”.
Para Alonsito, cuando sea grande y vea esta nota publicada en El Sol de Tulancingo “Quiero que sepa que lo quiero mucho y que todo lo que hago es para él y con él, todos le echamos ganas, todos contribuimos para que él sea feliz”, concluyó.
Según datos del Inegi, del 100 por ciento de personas inmigrantes, el 53 por ciento lo hace por cuestiones de trabajo, es decir, el que tienen no es suficiente para abastecer sus necesidades.