El arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz, afirmó que hoy se valora más la vida, razón por la que la iglesia habló en nombre de los católicos y pidió trabajar a favor de ella y del bienestar integral de la familia hidalguense, a favor de una salud materno-infantil verdaderamente plena e integral, esto luego de la reciente aprobación de la despenalización del aborto en Hidalgo.
En entrevista con El Sol de Tulancingo explicó que la iglesia católica ha crecido como comunidad, en número de capillas y de laicos, con una buena participación de parte de los creyentes en las actividades y celebraciones virtuales, tal es el caso de la fiesta patronal de Pachuquilla, donde se conectaron más de dos mil personas a la celebración espiritual.
Al referirse a la pandemia del coronavirus, habló de la importancia de no perder la fe y señaló que las personas han regresado a la iglesia con hambre de Dios, en busca de un desahogo ante todas las adversidades por las que se han enfrentado y que les han llevado a valorar más su propia vida, para lo cual ha sido fundamental la buena disposición de los párrocos de escuchar y servir de guía al encuentro con el creador.
Domingo Díaz mencionó que después de más de un año de pandemia es muy interesante el proceso que han seguido, pues cuando comenzó lucharon mucho para que la gente entendiera el nuevo peligro al que nos enfrentamos. “El hecho de que el papa Francisco decidiera encerrarse y cerrar el vaticano, ayudó para que la sociedad comprendiera la gravedad del asunto y fuese tomado de ejemplo”, indicó.
Expuso que, a los católicos les dolió mucho el ya no poder reunirse de forma presencial para tomar la misa, escuchar la eucaristía y tener que resignarse a hacerlo de forma virtual.
A pesar de nunca cerrar las puertas de los templos, el regreso presencial de los fieles ha sido paulatino y con pocas personas, priorizando siempre la ejecución de las medidas sanitarias instruidas por las autoridades.
“En los primeros meses de la pandemia, eran cinco o seis personas las que acudían a la iglesia, hoy que ya está un poco más controlada la situación ya se permite un mayor aforo, dependiendo del semáforo Covid de cada región”, dijo.
Por último, señaló que ha sido muy importante no cerrar los templos, pues así como las tortillerías y centrales de abastos alimentan a las personas, los templos católicos alimentan espiritualmente a los creyentes, más en momentos tan tensos como los que se han vivido desde hace más de un año.