En el 2024 se cumplirán 25 años de existencia del Museo de los Duendes, uno de los recintos culturales más importantes para el Pueblo Mágico de Huasca de Ocampo porque rescata a través de sus paredes, fachada y hasta ubicación, uno de los referentes de cosmovisión que mayor identidad le da a este municipio: la existencia, real o no, de los duendes.

Son sus exhibiciones con fotografías y evidencias de trenzados hechos por duendes a los caballos, apariciones de estos míticos seres y hasta las estatuillas distribuidas a lo largo del recinto, las que construyen una esencia que parece propia de un cuento de hadas. Todo comenzó en 1999, así lo contó Margarita Moreno Cruz, operadora del museo desde aquella época.

"La idea original la tuvo Cristina Cortés, quien comenzó a destinar un espacio para contar la historia de los duendes de Huasca (...) por azares del destino ya no pudo continuar y entonces mi esposo y yo continuamos con el desarrollo", expresó Margarita. Y es que resulta que lo que se buscó desde un principio era dedicar un espacio para que los huasquenses conocieran más sobre la importancia de estos "seres de luz", víctimas de estigmas y falsas creencias.

La familia de Margarita también se dedica a operar un hotel cercano, donde tenían unas cabañas para disposición turística. El proyecto les apasionó tanto que entonces decidieron convertir esas cabañas en el Museo de Duendes, estructura que acabó de consolidarse en el 2007, cuando alcanzó el diseño que se conoce hasta hoy en día.

A partir de esta época, la popularidad de este espacio repuntó gracias a la ventana que abrieron algunos medios de comunicación, aunque había un factor importante para que así fuera: en un principio, no había personal que apoyara en las actividades, por lo que toda la labor informativa corría a cargo de Margarita y su familia.

Principalmente los guías de turistas eran sus hijos Librado y Paoly Lugo Moreno, quienes ya habían tenido experiencias con los duendes en el pasado. Aunque ahora ya no las recuerdan todas, fueron estas vivencias las que fungieron como motor para atraer a más visitantes.

"Paoly les contaba la historia de los duendes, los guiaba por el museo. Librado también ayudaba y mucha gente comenzó a decir que el Museo no sería lo que es sin su guía (...) esto ha sido un proyecto familiar, todos nosotros estamos muy involucrados y yo pasé del escepticismo a creer en los duendes porque también he tenido experiencias", cuenta.

Desde sus anécdotas, Margarita cuenta que los duendes le han sido de ayuda a ella y a su familia en momentos de adversidad, porque más allá de las travesuras comunes que les hacen en su casa, también les han tendido la mano para salir de baches económicos. La misma idea recae sobre muchos visitantes, pues expuso que hay turistas que llegan de otras partes de México y el mundo para solicitar la intervención de duendes ante problemas de salud o laborales.

Gracias al éxito y a lo llamativo de su temática, este museo ahora puede brindar trabajo a jóvenes o estudiantes que así lo solicitan. Tienen la posibilidad de acudir en fines de semana para prestar sus servicios, además de que también es un espacio para recibir a prestatarios de servicio social.

A meses de llegar al cuarto de siglo (el próximo febrero), el Museo de los Duendes ha sido objeto de múltiples reportajes nacionales e internacionales, incluso creadores de contenido de gran renombre como Luisito Comunica han dedicado metrajes y hasta un podcast para ahondar en su mística esencia. Abierto los 365 días del año, el museo está ubicado a 15 minutos de la cabecera municipal de Huasca y a aproximadamente hora y media de la Ciudad de México.