El próximo 26 de julio, se cumplen 200 años de la creación de la iglesia de Nuestra Señora de Santa Ana, santa patrona de la comunidad indígena más grande de Tulancingo y por la cual lleva el mismo nombre. Antes de tener el aspecto que actualmente luce, la iglesia era bastante sencilla y donde ahora está el jardín, antes había un cementerio, así lo recuerdan la señora María Elena y Julia, dos de las personas más longevas de la comunidad.
La señora María Elena Villa Tienda, oriunda de la comunidad de la que no ha salido en sus 81 años de edad, contó para El Sol de Tulancingo como es que recuerda que su abuelito, de nombre Manuel Villa, participó en la creación de la iglesia, “Cuando lo iniciaron esta iglesia, dice en paz descanse mi abuelito, Manuel Villa, que el gente que puso la iglesia trajo de mecapal las piedras y llevaban a los burritos a traerlas”, narró.
María Elena, recuerda como hace muchos años, se reunían las personas para juntar dinero entre ellos y adornar con flores la iglesia, iban de casa en casa, pidiendo cooperación para festejar a “Anita”, como es llamada la virgen del lugar. “Se juntaba la gente, antes ahí era panteón y no había nada de lo que hay ahora”, señaló María Elena a donde actualmente está el jardín.
Aunque reconoce que siente bonito ver las mejoras que se han hecho dentro y fuera de la iglesia, aseguró que ya no es como antes, pues antes había bailables típicos de su comunidad, hombres y mujeres participaban por igual, “ya todo se está perdiendo, ya se perdió”, dijo triste.
La mujer de 81 años, dijo que entre los recuerdos más bonitos que tiene en la iglesia, es el de su casamiento, pero especificó que no se casó de blanco como lo hacen tradicionalmente, ellos vistieron con su ajuar típico de su comunidad, y a ella sólo le agregaron una corona. Años más tarde también fue velado en la iglesia su esposo, y ella quiere ser velada en el mismo lugar, “pues aquí, no hay de otra, a donde vamos a ir”, expresó.
Aseguró que, “Anita” es muy milagrosa, ella le ha pedido muncho y mucho la ayudado, “no me lo crea, nunca me ha dado una enfermedad, una cosa de esas, estoy libre y tengo 81 y han pasado munchas enfermedades, paso el tos negro, paso la enfermedad del oro, gracias a mi Virgen aquí ando libre”, concluyó.
Por su parte, la señora Julia Martínez, recordó cómo cuando era niña, su abuelita Luisa la llevaba a bailar el día de la fiesta grande, los vestían de blanco y danzaban dentro y fuera de la iglesia al son de guitarras y violines. “Ahorita ya está mejor pero antes no había nada, yo me acuerdo de todo lo que viví aquí. Me ponían mi vela, mi corona, mi sonaja, y a bailar… ahora ya no es igual, se perdió todo esto, a lo mejor ya les da pena hacerlo”, expresó.
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Respecto a la remodelación que se realizó en lo que era panteón, dijo también recordar cómo estaban las cruces y tumbas, mismas que quedaron enterradas al poner el piso del jardín.
Durante todo el mes de julio y hasta el 26 , día de la Virgen de Santa Ana, los nativos del lugar han realizado peregrinaciones diarias de distintas familias de los seis barrios que hay en el lugar. El mismo 26 de julio, se realizará la quema de tres castillos en honor a la virgen y el domingo 24 se elegirá a la reina del lugar.