Desde que comenzó la pandemia de Covid-19 en marzo de 2020, los precios de la harina para la elaboración de diferentes productos de panificación y repostería aumentó 20 por ciento, siendo uno de los insumos que más elevó su valor para los consumidores, de acuerdo con datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Este insumo fue de los que presentó mayores aumentos para los consumidores, ya que pasó de 16 pesos el kilógramo a 21 pesos en los últimos tres años, siendo junto con el huevo, la carne de res, la leche y el limón los productos que más elevaron sus costos para los clientes en la variación anual.
De acuerdo con el INPC, el promedio de los productos de la canasta básica, entre los que se encuentra la harina, creció 18 por ciento durante los primeros tres años de la pandemia, siendo 2022, el año en el que los costos para los consumidores alcanzaron su nivel más alto.
En el caso de las panificadoras, también los precios de los productos se elevaron, pues en promedio cada pieza se elevó entre 1.50 y dos pesos en los últimos tres años, lo que a su vez impacta en la dieta de las familias de escasos recursos económicos, según la Secretaría de Economía federal.
En una de las panificadoras más grandes de Pachuca que cuenta con distintas sucursales en la ciudad, los precios de cada pieza de pan se elevaron de ocho pesos la más barata a nueve pesos, mientras que en el caso de las que requieren mayor decoración se incrementaron hasta los 18 pesos.
Al respecto, madres de familia señalaron que han optado por dejar de consumir de forma recurrente pan de dulce y compran bolillos que son más económicos, debido a que también deben sumar el costo de los insumos adicionales como la leche o el café, mismos que también incrementaron sus precios.
La inflación general alcanzó su punto más alto en julio del año pasado, cuando se registró en 8.6 por ciento, el más alto en 22 años, pero paulatinamente en este año ha decrecido y se ha ajustado al 6.3 por ciento, aunque se mantiene entre las más altas desde la crisis económica de 2008.