La desatención en el cuidado de los inmuebles históricos está ocasionando su extinción y con ello la pérdida de identidad pachuqueña, expresó Bonfilio Salazar, presidente del Comité para la Preservación y Conservación del Centro Histórico de Pachuca.

Uno de los ejemplos más claros es el extinto Hotel Noriega, ubicado en la calle Hidalgo, cuya edificación fue tirada, dejando solo la fachada de pared soportada por unas barras de metal que en cualquier momento puede colapsar.

Su interior fue convertido en estacionamiento, así como el antiguo edificio de los Talleres Arechiga, en la calle de Doria, cuya fachada pasa desapercibida por las constantes modificaciones realizadas, a través de los años.

Otra de las fachadas clásicas que fue convertida en un edificio moderno, son las actuales oficinas de atención y cobro de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), “le pusieron cristales grandes, perdiendo la identidad de un Pachuca antiguo”.

“Desafortunadamente con el derribo y desatención se pierde parte de la identidad de Pachuca, con el paso del tiempo desconocemos como vivían las familias, cómo eran los interiores, de qué material, los colores, la forma de convivencia, entre otros”.

Lamentó que las pocas fachadas históricas que existen hayan sido intervenidas con pintura que no es adecuada y con colores llamativos, cuando en su origen fue con colores cálidos, ocres y verdes suaves que contribuían a una sensibilidad visual.

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Agregó que no solo son las fachadas, también monumentos como el Hidalgo, El Reloj, Benito Juárez, Los Portales de Constitución, los cuales carecen de atención, por falta de interés de las autoridades municipales, ya que son responsables directas de la preservación.