Contaminación de mantos acuíferos, cambio en la belleza escénica del paisaje, generación de desechos plásticos, agotamiento de agua, son los principales daños al medio ambiente que están causando los invernaderos, informó Sergio Rubén Pérez Ríos, profesor del Instituto de Ciencias Agropecuarias (ICAP) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
El profesor destacó que en los últimos años se incrementó la superficie de la agricultura protegida lo que genera un importante impacto ambiental y rompe la estética del paisaje.
Señaló que detrás de todo este sistema de producción hay una gran cantidad de insumos, como son los abucheos plásticos, la cintilla de riego por goteo, la rafia, los arillos, el soporte, las cajas para la recolecta, que tienen un ciclo de vida corto y algunos hasta tres años.
“Los materiales de ciclo corto, principalmente el plástico de la cubierta y la cintilla, están generando una gran cantidad de desecho que pueden durar hasta 70 años a la naturaleza para hacer una degradación.
Entonces lo que hace el agricultor es enterrarlos o en su defecto quemarlos”, lamentó. “Aquí hay un daño colateral, porque una vez que se quema el material se está generando una gran cantidad de dioxina, que es un grupo de compuestos que son altamente contaminantes para el medio ambiente, que se van dispersando por el viento y contaminan todo lo que tienen a su alcance”, compartió.
Reiteró que la revolución de la plasticultura tiene un alto costo ambiental y la población no se han sensibilizado y notado, pero a futuro se está generado problema a las nuevas generaciones.
Explicó que todos los plásticos que se utilizan en las estructuras son tratados con aditamentos ultravioletas, para que no sufran una degradación por efecto de la luz, y en cierta longitud emiten un porcentaje de reflexión, que además de daños al ecosistema, pueden desorientar a las aves y los insectos.
Precisó que, para producir 20 kilogramos de jitomate o tomate rojo, se requiere por planta 143 litros de agua por todo el ciclo productivo que son cerca de cinco meses y a pesar de que cuentan con ollas de captación no los excluye que tengan que estar buscando agua a través de pozos y cada vez más profundos.
Añadió que en la agricultura protegida se utilizan muchos agroquímicos entre fertilizantes, insecticidas y fungicidas que tarde o temprano se filtran a los mantos freáticos, “muchas veces el agua que consume la población proviene de mantos freáticos, entonces estamos afectando vasos importantes de no tener agua para consumo doméstico”.
Finalmente, dijo que aún se está a tiempo de corregir esta problemática ambiental y no permitir que esté creciendo la superficie de manera desordenada y con malos hábitos de producción, y como solución, señaló que se debe regular el crecimiento de forma sostenible y con personal capacitado.