/ domingo 29 de octubre de 2023

Jardín Adalid, tesoro de Tulancingo que encantó al emperador Maximiliano

Fue considerado uno de los más hermosos de México para la época y perteneció a Ignacio Adalid, una de las familias más ricas de Hidalgo

Cerca de 1870, en Tulancingo existió un jardín considerado uno de los más hermosos de México para la época, tanto que recibió elogios del emperador Maximiliano de Habsburgo cuando visitó la ciudad.

De acuerdo con Lorenia Lira, cronista de Tulancingo, durante la época no existía el concepto de jardín como lo hacemos hoy en día, por eso en la única fotografía existente en el archivo de la Mediateca del INAH pareciera haber sido un espacio descuidado.

El origen de este espacio, relató Lira, fue gracias a Ignacio Adalid, un hombre que amasó su fortuna gracias al pulque y que embelleció el espacio con fuentes, espacios para caminar; cabe destacar que la familia Adalid fue una de las más ricas de Hidalgo.

“Muchos se quedaban impresionados al ver el Jardín Adalid, aquí en Tulancingo porque al parecer pues sí era muy bello. Al parecer, aplicaban ya el diseño de jardinería, había como fuentes y como caminos en medio y diseño de cómo estaban las plantas, eso al parecer le daba la belleza”, comentó Lira.

Explicó que el Jardín Adalid abarcaba aproximadamente desde lo que hoy en día es La Merced hasta la Fábrica San Luis, todo esto en el centro de Tulancingo; en la esquina de lo que hoy es la calle de Juárez y Bravo un Jardín, que en otrora sus nombres eran Segunda del Jardín y Calle del Sol, respectivamente.

Loreia Lira explicó que, de acuerdo con información recabada de libros dedicados a las memorias del austriaco, el 30 de agosto de 1865 el entonces Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, dentro de una gira, visitó Tulancingo y fue invitado a almorzar en el jardín por parte de una comitiva de artesanos.

Otro personaje que admiró la belleza del jardín tulancinguense, fue Madame Calderon de la Barca, escocesa de nacimiento que escribió un libro sobre sus viajes en territorio mexicano; fue esposa de Ángel Calderón de la Barca, quien fuera el Primer Ministro Plenipotenciario de España en el México independiente.

De acuerdo con la cronista, el bello jardín pasó a ser propiedad de un hombre de nombre Cayetano aunque su decadencia ya era visible, pues cuando esto sucedió su extensión era menor.

El crecimiento urbano y la división de predios fueron los factores principales para que el Jardín Adalid desapareciera sin embargo, de acuerdo con la cronista aún hay dos árboles que pudieron haber pertenecido a tal espacio pero se encuentran en domicilios particulares.

Cerca de 1870, en Tulancingo existió un jardín considerado uno de los más hermosos de México para la época, tanto que recibió elogios del emperador Maximiliano de Habsburgo cuando visitó la ciudad.

De acuerdo con Lorenia Lira, cronista de Tulancingo, durante la época no existía el concepto de jardín como lo hacemos hoy en día, por eso en la única fotografía existente en el archivo de la Mediateca del INAH pareciera haber sido un espacio descuidado.

El origen de este espacio, relató Lira, fue gracias a Ignacio Adalid, un hombre que amasó su fortuna gracias al pulque y que embelleció el espacio con fuentes, espacios para caminar; cabe destacar que la familia Adalid fue una de las más ricas de Hidalgo.

“Muchos se quedaban impresionados al ver el Jardín Adalid, aquí en Tulancingo porque al parecer pues sí era muy bello. Al parecer, aplicaban ya el diseño de jardinería, había como fuentes y como caminos en medio y diseño de cómo estaban las plantas, eso al parecer le daba la belleza”, comentó Lira.

Explicó que el Jardín Adalid abarcaba aproximadamente desde lo que hoy en día es La Merced hasta la Fábrica San Luis, todo esto en el centro de Tulancingo; en la esquina de lo que hoy es la calle de Juárez y Bravo un Jardín, que en otrora sus nombres eran Segunda del Jardín y Calle del Sol, respectivamente.

Loreia Lira explicó que, de acuerdo con información recabada de libros dedicados a las memorias del austriaco, el 30 de agosto de 1865 el entonces Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, dentro de una gira, visitó Tulancingo y fue invitado a almorzar en el jardín por parte de una comitiva de artesanos.

Otro personaje que admiró la belleza del jardín tulancinguense, fue Madame Calderon de la Barca, escocesa de nacimiento que escribió un libro sobre sus viajes en territorio mexicano; fue esposa de Ángel Calderón de la Barca, quien fuera el Primer Ministro Plenipotenciario de España en el México independiente.

De acuerdo con la cronista, el bello jardín pasó a ser propiedad de un hombre de nombre Cayetano aunque su decadencia ya era visible, pues cuando esto sucedió su extensión era menor.

El crecimiento urbano y la división de predios fueron los factores principales para que el Jardín Adalid desapareciera sin embargo, de acuerdo con la cronista aún hay dos árboles que pudieron haber pertenecido a tal espacio pero se encuentran en domicilios particulares.

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