Faltan menos de 48 horas para que José Pimentel, acatlense de nacimiento, encarne por vez primera al Rey de los Judíos, a Jesús de Nazaret, en el Viacrucis Viviente que se monta cada año en el municipio de Acatlán. Este año, será la edición número 32 de la ya arraigada tradición que promete congregar a cerca de 25 mil espectadores.
José platica con gran entusiasmo en su voz, que a vísperas del magno día tiene "sentimientos encontrados", pero no de los malos. Las emociones que ahora invaden su corazón son respeto, fervor y nerviosismo, pues no sabe a ciencia cierta cómo será ese momento más lo que conoce por haber sido testigo en años anteriores. Él cuenta que aceptó ser el protagonista tras haber sentido una especie de "llamado" y luego de que unos allegados le invitaran.
De 40 años, se dedica a la ganadería y es padre de tres hijos que también están emocionados: "tengo un niño que acaba de cumplir seis años y él sí tiene miedo. Me pregunta que si realmente me van a clavar los fierros esos realmente, si me pegan, pero me van a acompañar en ese día", precisó.
Como toda su vida se ha mantenido cerca del catolicismo gracias a su familia que desde pequeño lo acercó a la Iglesia, aceptó la encomienda y comenzó a prepararse físicamente para el reto. Acostumbrado al ejercicio, no le costó tanto trabajo ponerse en forma para aguantar la cruz, una estructura de madera que pesa alrededor de 90 kilos y que deberá cargar a cuestas por un trayecto de casi tres kilómetros. Sin embargo, el mayor desafío para él es lidiar con la deshidratación durante la procesión.
"Lo que más cansa es lo mental, lidiar con la deshidratación y el calor. Me imagino que se sentirá mucho bochorno ese día porque te rodea la gente y circula menos el aire. Ya me preparé en lo físico, con dieta, pero ante la deshidratación y las condiciones del clima no hay cómo prepararse", dijo.
Sin embargo, él asimila de gran manera la responsabilidad que carga sobre sus hombros, pues el Viacrucis tiene gran peso social y está consciente de que debe ser respetuoso todo el tiempo: "Espero que todo salga bien, obviamente como en todo hay gente que no está de acuerdo pero yo pondré todo de mi parte para que todo salga muy bien", abunda. Quien también está nerviosa por la presentación es su madre, mujer de 89 años y que según cuenta José, aún está muy al pendiente de él; de hecho, van juntos a misa al menos dos veces al mes.
"Yo creo que cualquier madre se afligiría al ver que a su hijo que lo golpean o que está sufriendo, y yo entiendo que no pasaré por lo mismo que pasó Jesús, no trato de igualarlo, pero es asimilar lo que atravesó Cristo", concluyó.