Este domingo 22 de octubre se conmemora en la fe católica la Jornada Mundial de las Misiones, también conocida como “Domund” (de Domingo Mundial de las Misiones), día en que la iglesia emprende oraciones por los misioneros que están a lo largo del mundo cumpliendo con la hazaña de llevar la Palabra de Dios a rincones donde antes no se ha escuchado; o bien, para recordar la permanente labor evangelizadora.
Hecha oficial en 1926 por el Papa Pío XI, esta fecha especial plantea cinco objetivos en favor de las misiones: orar fervientemente a Dios para acelerar su reinado en el mundo; afianzar en todos los fieles el entendimiento sobre la labor misionera; estimular el fervor misionero entre sacerdotes y fieles; dar a conocer la obra de la propagación de fe; Solicitar apoyo económico en favor de las misiones católicas.
“Quiero expresar mi cercanía en Cristo a todos los misioneros y las misioneras del mundo, en particular a aquellos que atraviesan un momento difícil (...) Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad”, comentó al respecto el Papa Francisco.
En nuestra región, la labor de los misioneros fue de gran importancia luego de la Conquista de México. El 13 de mayo de 1524, es decir, tres años después de la llegada de Hernán Cortés, llegaron 12 franciscanos al puerto de San Juan de Ulúa, en Veracruz. De inicio se asentaron en Tlaxcala, Texcoco y la Ciudad de México, y llegaron a la zona de Tulancingo en 1527, año en que fundaron la que después se convertiría en la Catedral Metropolitana de esta ciudad.
Aunque la mayor labor evangelizadora fue hecha por Fray Juan de Padilla, quien llegó con la segunda ronda de franciscanos. Él recorrió los asentamientos humanos de la región de Tulancingo y entre sus principales aportaciones a la fe católica a nivel nacional encontramos las pastorelas, que en aquellos tiempos se usaban como instrumentos de evangelización para entendimiento de los pueblos originarios.