Cirila Cruz, es madre de cinco hijos, oriunda de Huauchinango y se dedica a la venta de cacahuates hervidos y moras.
Viaja una hora con 20 minutos para llegar hasta esta ciudad de Tulancingo y poder comerciar sus frutas, pagando por cada viaje 20 pesos.
Su esposo se dedica a las labores del campo y ella le ayuda con su venta para completar el gasto familiar.
Comentó que a veces vende lo que trae y muchas veces se regresa con su mercancía.
“Mi esposo trabaja, yo vengo a vender para ayudarle pero a veces me compran y a veces no”, dijo Cirila.
Añadió que en ocasiones solo saca para la comida de sus hijos, porque sus ganancias son muy pocas, pero para ella resulta mucho más propio venir a comerciar hasta acá que hacerlo en su natal Huauchinango.
“Cultivo la mora, también llego a comprarla, la cubetita me cuesta 200 pesos, mi ganancia son 100 pesos, a veces tardo dos o tres días en venderla toda”, expresó Cirila.
Se hace acompañar por los dos hijos más pequeños que tiene, quienes juegan a un lado de ella.
Daniel y Lidia son dos de los cinco hijos que tiene.
Con cierto desencanto comenta que en muchas ocasiones personal de Reglamentos le impide hacer su venta y la retiran de los lugares que llega a ocupar, por lo que le resulta complicado regresar a esta ciudad con la frecuencia que ella quisiera, debido a que no saca ni para cubrir los gastos de transporte.