La leyenda popular cuenta que si le quitas las lagañas a un perro y la colocas en tus ojos puedes ver fantasmas, o al menos es lo que muchas personas creen.
Se asegura además que debido a la alta sensibilidad que tienen los perros, estos pueden ver espíritus, almas en penitencia, espectros y seres de otro mundo.
Es por ello que pasada la medianoche, dicen, los perros aúllan o ladran con intensidad cuando detectan un ser que no pertenece a esta dimensión.
Entre la población, la creencia de que los perros pueden observar los espíritus se basa en ciertos comportamientos que estos poseen, en donde parecen mirar con atención un punto fijo, algo en que está en su rango de observación pero que los vivos no se pueden visualizar.
Se cuenta que esto se hace más notorio en los días de finales de octubre e inicio de noviembre, en época de Día de Muertos, cuando supuestamente los entes regresan al mundo de los vivos para visitar a sus familiares.
La leyenda afirmaba que alguien puede ver lo que los “lomitos” observan, pero para ello tienen que ponerse la lagaña del canino.
Se puede decir que los perros cuentan con un sexto sentido, o que más bien su intuición se ve mejorada por su poderoso olfato, del que se dice puede ser mil veces mejor que el olfato humano. Por ello, los perros más que ver a la muerte, la pueden oler.
Según explica la ciencia, al aproximarse la muerte, el cuerpo humano comienza a presentar cambios químicos. Entre estos cambios está la liberación de dos feromonas únicas, llamadas necromonas, la putrecina y la cadaverina.
Ambas serían fácilmente detectables para un perro con buen olfato y resultarían en un signo inequívoco de muerte inminente. Así los perros podrían saber con certeza si una persona va a morir.
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Es posible que esta hormona estimule los sentimientos de apego de los perros, motivándolos a permanecer junto a las personas moribundas.
Además de esto, se sabe que ciertos sonidos estimulan el aullido de los perros, y entre ellos están las sirenas como las de los servicios de emergencias. Eso hace que los aullidos parezcan aún más misteriosos de lo que son y que se les asocie con la fatalidad.
Muchas veces las leyendas y los mitos hacen referencia a fenómenos que la ciencia puede explicar o al menos identificar. Y en el caso de los perros, la sabiduría popular señalaba una clara relación con la muerte, que la ciencia ha comenzado a dilucidar.