Por las mañanas de los días 2 y 3 de noviembre, los habitantes del Valle del Mezquital acudieron a los cementerios para dejar flores y pintar el Camposanto de múltiples colores.
El repique de las campanas de las iglesias iniciaron desde las 6 de la mañana, señal de que el cementerio fue abierto para recibir a los deudos que visitaron a sus familiares.
Las familias llegaron con cubetas de agua, escobas o jabón para limpiar las lápidas donde están sepultados sus seres queridos, quitando la tierra, los escombros y restos de flores.
Después de hacer la limpieza en la tumbas, decoraron con flores aromáticas o de diferentes colores, colocaron pétalos amarillos o naranjas, los deudos recuerdan sus promesas en vida y refrendan su compromiso con sus familiares o seres queridos.
Las familias enteras se reunieron en torno a la última morada de los fallecidos para platicar sobre sus problemas, retos o dificultades que se presentan en la vida cotidiana o familiar.
Los tumbas de los panteones quedan coloreados de un tono amarillo cempaxúchitl, rojo o morado, que son tonos que colorean el panteón y dan vida a las tumbas de cemento.
En los días 1 y 2 los cementerios se ven llenos de gente originaria de las comunidades, así como de otros municipios, regiones, estados de la república, incluso migrantes que regresan a recordar a sus padres, hermanos o abuelos.