El arzobispo Domingo Díaz Martínez, celebró en Catedral de Tulancingo, la Misa del Domingo de la Divina Misericordia, el tema principal durante la homilía fue “el descanso eterno de quienes han muerto a causa del coronavirus”.
“Pidamos fortaleza, luz y alegría para todas las personas que luchan contra los efectos de la pandemia”, sostuvo, este domingo.
Ofreció la Eucaristía por las 650 víctimas del Covid-19 en México, 13 de ellas en el estado de Hidalgo, según lo informado por la Secretaría de Salud en su informe del sábado por la tarde.
En la Liturgia del segundo Domingo de Pascua, llamó a ricos y pobres, jóvenes y ancianos, a practicar las obras de misericordia, porque mucho se habla de lo valioso que son las obras materiales, “pero no son las mejor pagadas; no hay alguien en el mundo que pague mejor que Dios”.
Conminó a abrir “la cartera a la misericordia”, porque no hay mayor enemigo que una cartera cerrada y una bolsa con cierre. Estas acciones, señaló, son las más oportunas, “porque no maltratan a nadie y porque nunca sobran en un hogar ni en un corazón”.
Aunque fue a puerta cerrada, llegó a los hogares de los fieles, a través de la transmisión que se mantiene a través de la página oficial de la Arquidiócesis de Tulancingo en Facebook.
Durante el confinamiento no hay mayor misericordia que hablar con el Señor: “Ve la Misa (a través de redes sociales) y recibe el alimento que Jesucristo te da. Su misericordia es para todos, Él es misericordia cuando nos perdona, nos perdona cuando nos escucha, cuando nos alimenta en la Eucaristía”.
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