Llaman a proteger arte sacro en Tulancingo

La mayor incidencia de este ilícito ocurría a mediados y a finales del siglo pasado, considera monseñor Domingo Díaz

Octavio Jaimes

  · jueves 30 de marzo de 2023

Domingo Díaz considera que un alto volumen de arte sacro suele encontrarse en las comunidades, donde además se cuenta con piezas de mayor antigüedad. / CORTESÍA ARQUIDIÓCESIS DE TULANCINGO

A estar atentos ante el potencial robo de arte sacro en las iglesias pidió el arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, ilícito que aunque en años recientes no presenta gran incidencia en la región, sí sucedió con un par de campanas en los municipios de Tula y Atitalaquia el pasado mes de febrero.

“Hay que estar atentos y preparados para que no se lleven la riqueza que tenemos de arte sacro en nuestros templos. Hay tiempos que les da por robar de los templos, hay ocasiones en que se meten y se roban las alcancías con todo lo que tengan porque piensan que traen mucho dinero, pero la verdad es que no. Lo que nos duele mucho es que se roban los sagrarios y se llevan a Jesús Sacramentado, para ellos no es nada de lo que esperan porque quién les va a comprar un sagrario, yo creo que no se los compran ni como fierro viejo”, sentenció en entrevista con El Sol de Tulancingo.

Monseñor consideró que quienes se dedican a dicha actividad no conocen el valor histórico de los artefactos y por tal motivo los malbaratan en depósitos de fierro. No obstante, mencionó que las personas que compran imágenes o pinturas son conocedores de arte que buscan adquirir las piezas a costos reducidos para crecer sus colecciones.

“Es muy cotizado el arte sacro. Cuando se pierde es porque ya hay gente que se interesó en ellos, gente conocedora y acomodados económicamente. Gente gustosa del arte. No son ellos quienes roban, porque los que roban son personas que no saben valorar y luego recortan las imágenes o las maltratan”, agregó.

“Nos preocupa el robo de las campanas, hace tiempo nos robaron unas en Puebla. Ahora sucedió en Hidalgo. Lo que más tenemos cuidado es que no se roben las imágenes y pinturas antiguas (...) tenemos un inventario con medidas, fotografías e historia, cuando se roban una lo usamos para justificar ante las autoridades. He ido a lugares donde hay nichos vacíos porque ya se perdieron las imágenes antiguas, eran muy bonitas”, en este caso, iglesias han recurrido a poner réplicas para no tener huecos en sus altares. Sobre el inventario, precisó que en los registros no se reporta el valor monetario de los ejemplares.

Como prevención, señaló que actualmente se organizan con feligreses para cuidar el acervo de cada uno de los templos, ya que las piezas además de pertenecer a la Iglesia son “propiedad de la comunidad”. De acuerdo con el obispo, el mayor robo ocurría durante las décadas de 1950, 1960, 1980 y 1990, pues existen templos cuyos muebles, cuadros y artefactos fueron saqueados a tal grado de ya no contar con inventario.