/ jueves 27 de octubre de 2022

Llevan tortitas a urgencias del Hospital General

Desde hace catorce años acuden una vez al mes al lugar para repartir comida y ropa.

Ayer, como cada último miércoles del mes, un grupo de mujeres acudió al área de urgencias del Hospital General para repartir tortitas, pan, café, atole y ropa entre las personas que se encuentran en el lugar y que, en muchos de los casos, atraviesan situaciones difíciles no solamente en cuestión de salud, también económicamente.

El último miércoles de cada mes, las mujeres, se reúnen a partir de las cuatro de la tarde para preparar las tortitas, cada una lleva ingredientes en especie, además de cubrir una cuota para cubrir los gastos, explicó María de Jesús Muñoz García, quien desde hace cinco o seis años se unió.

Lo más triste, consideró, es "la pobreza y quizás la falta de atención... entiendo que son instituciones rebasadas pero lo más triste es la falta de capacidad de atención por la misma situación del edificio, de la estructura". A las personas que atraviesan algún momento crítico los invitó a no perder la fe, que no se olviden de Dios y acepten su voluntad.

Carolina Hernández Hernández dijo que "simplemente somos amas de casa que hacen esta labor desde hace catorce años...con mucho gusto y con ayuda de Dios que nos da esa fortaleza de entrar". Explicó que sintieron la necesidad de ayudar a las personas, pero no sabía cómo, así que platicaron con una tanatóloga, Nora, quien les dijo que "esta era una forma de ayudar... empezamos con poquitas tortas y ahora atole, café, pan, ropa".

"No somos ricas, no tenemos gran cosa, pero lo poquito que podemos aportar, entre varias compañeras, ya se hace mucho... lo más satisfactorio es el dar, nos llena, nos da gusto dar a la gente necesitada" narró mientras atendían una larga fila de comensales.

En el caso de Mari hace nueve años se unió al grupo, "pasé por una situación crítica muy fea y me gustó, me uní". Lourdes también atravesó un momento crítico cuando su hijo sufrió un accidente que la hizo reflexionar que "es un alivio tener ayuda...fue muy triste porque no tengo familia aquí, tengo muchas amistades, pero en plena pandemia les pedía que me ayudaran con oraciones, pero estuve a sola a excepción de unas cuántas personas...a veces hasta el no moverse de ahí para recibir noticias de familiares".

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Para Lourdes la entrega de alimentos es "compartir un poco con la gente que está desamparada que está necesitando... a veces, las personas que no tienen ni siquiera para el medicamento".

Ayer, como cada último miércoles del mes, un grupo de mujeres acudió al área de urgencias del Hospital General para repartir tortitas, pan, café, atole y ropa entre las personas que se encuentran en el lugar y que, en muchos de los casos, atraviesan situaciones difíciles no solamente en cuestión de salud, también económicamente.

El último miércoles de cada mes, las mujeres, se reúnen a partir de las cuatro de la tarde para preparar las tortitas, cada una lleva ingredientes en especie, además de cubrir una cuota para cubrir los gastos, explicó María de Jesús Muñoz García, quien desde hace cinco o seis años se unió.

Lo más triste, consideró, es "la pobreza y quizás la falta de atención... entiendo que son instituciones rebasadas pero lo más triste es la falta de capacidad de atención por la misma situación del edificio, de la estructura". A las personas que atraviesan algún momento crítico los invitó a no perder la fe, que no se olviden de Dios y acepten su voluntad.

Carolina Hernández Hernández dijo que "simplemente somos amas de casa que hacen esta labor desde hace catorce años...con mucho gusto y con ayuda de Dios que nos da esa fortaleza de entrar". Explicó que sintieron la necesidad de ayudar a las personas, pero no sabía cómo, así que platicaron con una tanatóloga, Nora, quien les dijo que "esta era una forma de ayudar... empezamos con poquitas tortas y ahora atole, café, pan, ropa".

"No somos ricas, no tenemos gran cosa, pero lo poquito que podemos aportar, entre varias compañeras, ya se hace mucho... lo más satisfactorio es el dar, nos llena, nos da gusto dar a la gente necesitada" narró mientras atendían una larga fila de comensales.

En el caso de Mari hace nueve años se unió al grupo, "pasé por una situación crítica muy fea y me gustó, me uní". Lourdes también atravesó un momento crítico cuando su hijo sufrió un accidente que la hizo reflexionar que "es un alivio tener ayuda...fue muy triste porque no tengo familia aquí, tengo muchas amistades, pero en plena pandemia les pedía que me ayudaran con oraciones, pero estuve a sola a excepción de unas cuántas personas...a veces hasta el no moverse de ahí para recibir noticias de familiares".

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Para Lourdes la entrega de alimentos es "compartir un poco con la gente que está desamparada que está necesitando... a veces, las personas que no tienen ni siquiera para el medicamento".

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