Los Santos cuidan el campo en Cuautepec

El más venerado es San Isidro Labrador, santo patrono de los agricultores y protector de las cosechas

Alejandra Soto / El Sol de Tulancingo

  · lunes 8 de abril de 2024

También está la Iglesia de Santa María Nativitas, así como las dedicadas a la Inmaculada Concepción, Santiago Apóstol y la Santísima Trinidad / Eduardo Islas / El Sol de Tulancingo

Al menos nueve iglesias católicas son las que hay en el municipio de Cuautepec de Hinojosa, mismas que están dedicadas a santos protectores al campo, principal fuente de ingresos en el municipio, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La parroquia principal y donde se encuentra el Santo Patrono del municipio es en honor a San Antonio de Padua, a quien se le adjudica en la fe católica la llegada del agua temprana y se le celebra el 13 de junio; según la tradición, a través de esto se puede “augurar” cómo será la temporada de lluvias.

El "Mero mero"

Por otra parte, en la localidad del Capulín se encuentra uno de los santos más venerados por los agricultores: San Isidro Labrador, a quien incluso festejan y veneran con una feria anual.

Es por eso que San Isidro Labrador, atendiendo a las apremiantes necesidades de la población, el 15 de mayo, día de su onomástico, se encarga de que en las milpas no falte el semen divino que fecunde a la madre tierra. Ha habido ocasiones en que el santo, con fama de llovedor, no ha calculado la cantidad de agua a grado tal que los campesinos le suplican agradecidos “San Isidro Labrador: quita la lluvia y que se aparezca el sol”.

Sin embargo, cuando al santo se le ha olvidado su responsabilidad con la comunidad, ya sea porque andaba de borracho con las bebidas de la ofrenda o bien porque, al igual que a los viejos, la memoria le falla, los fieles, por muy sagrado que sea el santo, le aplican un ejemplar y público castigo para que no ande de irresponsable.

Cada vez que San Isidro ha incumplido su vital función es llevado en procesión a un gallinero, dejándolo abandonado y sentenciado: “De aquí no te sacaremos ni te limpiaremos las mierdas de las gallinas hasta que vengas acompañado de la lluvia”. Todo esto son creencias que están muriendo y empiezan a ya no tener sentido, pues el cambio climático es fundamental para que se den o no las cosechas.

Quien Cuida el Trigo

También en Cuautepec, está la parroquia de San José, ubicada en la localidad de Tepantitla. A este santo se le conoce como el cuidador del trigo, a quién con fe y devoción piden para que se den las cosechas de esta semilla.

San Francisco de Asís es un santo también venerado por los agricultores, pues al tener una conexión tan especial con los animales, quienes son usados en algunas localidades para arar la tierra, los cuautepequenses le piden animales sanos y fuertes para realizar sus sembradíos.

Existe también la iglesia del Señor de los Milagros, y justo como su nombre lo dice, es visitado para solicitar milagros de cualquier tipo, así que muchos de los campesinos acuden a este santo a pedir año con año que sus cosechas se den, pues el exceso de calor y la falta de lluvia es un factor que les juega en contra.

De igual modo está la iglesia de la virgen de La Esperanza, famosa por dar fe a quien lo necesite, razón suficiente para que algunos de estos agricultores acudan a ella para pedir que se logren sus siembras.

Poderosa Oración

De acuerdo con la fe católica, esta es la oración con la que los agricultores piden por buenas siembras a San Isidro Labrador: “Oh, San Isidro Labrador, patrono de los agricultores y protector de las cosechas, recurro a ti en este momento de necesidad. En este tiempo de sequía y falta de lluvia, te ruego que intercedas ante Dios para que nos envíe la bendición del agua.

Tú, que con tu labor agrícola fuiste capaz de obrar milagros y convertir desiertos en campos fértiles, te pido con fe y humildad que hagas que las nubes se llenen de agua y que la lluvia caiga sobre la tierra sedienta.

Que la lluvia caiga generosamente, nutriendo el suelo y dando vida a todas las plantas y cultivos. Que los ríos y las fuentes se llenen de agua, y que la esperanza renazca en los corazones de aquellos que dependen de la agricultura para subsistir.

San Isidro Labrador, te suplico que escuches mi petición y que, en tu infinita bondad, intercedas por nosotros ante el Todopoderoso. Confío plenamente en tu poder y en tu amor por los trabajadores del campo.

Gracias, San Isidro Labrador, por tu constante protección y por estar siempre dispuesto a auxiliarnos en nuestras necesidades.

Amén”.