/ lunes 2 de septiembre de 2024

Los Santos que viven en la Catedral de Tulancingo

En el templo neoclásico sede de la Arquidiócesis reposan más de 15 imágenes, entre ellas cuatro distintas advocaciones marianas 

Ya hemos hablado antes del significado detrás del simbolismo que guarda la Catedral Metropolitana de Tulancingo; también hemos analizado su arquitectura, trazada bajo un estilo neoclásico que caracterizó a las edificaciones franciscanas durante la época colonial. Sin embargo, hay otro elemento ineludible que merece la atención: las 17 imágenes y esculturas de Santos, encabezadas por supuesto por San Juan Bautista.

El patrono de Tulancingo y a quien está dedicada la Catedral Metropolitana (no así la Arquidiócesis, cuya patrona es Nuestra Señora de los Ángeles), se alza sobre el altar principal, debajo de la Virgen de la Asunción, colocada en el ábside.

“La ubicación y el tamaño de esta imagen han ocasionado que algunos investigadores, como el doctor en arquitectura Luis Ortiz Macedo, consideren que la catedral está dedicada a ella”, escribió la Maestra en Estética y Arte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), María Esther Pacheco Medina, en su publicación académica “La Catedral de Tulancingo: Arquitectura al servicio de la devoción”.

En esta misma parte encontramos también a la Virgen del Carmen, patrona de la Armada Española; San Felipe de Jesús, del lado derecho (viendo de frente al altar), más conocido como Felipe de Jesús, fue un fraile franciscano de origen novohispano martirizado en Japón. Es el primer santo canonizado nativo de México.

Esta parte de la Catedral la encabeza Jesús Crucificado, a un costado del altar y del ambón, soporte en donde se colocan el leccionario o evangeliario, libros de los que se toma la Palabra de Dios durante la Santa Misa.

En el lado derecho de la nave principal, además de la imagen réplica de la Virgen de Guadalupe, patrona de México está San Caralampio, obispo griego al que se le atribuye haber salvado a una población chiapaneca de la peste en el siglo XIX. También, en el centro, está una réplica del sepulcro de San Juan Pablo II, sitio en el que reposa una de las reliquias de este santo, traídas a Tulancingo en 2015.

Consiste en un pedazo pequeño de la camiseta que portaba San Juan Pablo II cuando sufrió el atentado del 13 de mayo de 1981. Incluso, la reliquia contiene manchas de sangre. Este Papa es particularmente querido en Tulancingo, pues también hay una imagen en su honor en el nuevo santuario Guadalupano de San José (Villita de San José).

Mientras que en el ala izquierda, sobre el sitio de resguardo del Santísimo Sacramento encontramos una escultura de Jesucristo Resucitado, que en perspectiva es apreciar en su conjunto la promesa de la resurrección y de la salvación a través de la carne convertida en pan, tal cual lo establece la fe católica.

En uno de los pasillos que dan al patio, otrora convento y hoy en día oficinas de la Arquidiócesis, se alza una imagen de Jesucristo, representado en uno de los episodios en que se apareció ante sus apóstoles luego de su Resurrección, según la Sagrada Escritura.

De vuelta en la nave cruciforme de la Catedral, ya de salida encontramos a la Virgen de San Juan de los Lagos, advocación mariana que guarda gran devoción en la región. Múltiples peregrinaciones, a pie o en bicicleta, salen cada año desde la Arquidiócesis con destino a Jalisco.

Tenemos igualmente la representación de la muerte de Cristo, con San Juan Evangelista y la Virgen María; mientras que del lado contrario, a un costado de una de las pilas bautismales de este recinto, vemos a Cristo Nazareno Divino Preso, advocación en la que se aprecia al Mesías en uno de los momentos iniciales de su Pasión.


Ya hemos hablado antes del significado detrás del simbolismo que guarda la Catedral Metropolitana de Tulancingo; también hemos analizado su arquitectura, trazada bajo un estilo neoclásico que caracterizó a las edificaciones franciscanas durante la época colonial. Sin embargo, hay otro elemento ineludible que merece la atención: las 17 imágenes y esculturas de Santos, encabezadas por supuesto por San Juan Bautista.

El patrono de Tulancingo y a quien está dedicada la Catedral Metropolitana (no así la Arquidiócesis, cuya patrona es Nuestra Señora de los Ángeles), se alza sobre el altar principal, debajo de la Virgen de la Asunción, colocada en el ábside.

“La ubicación y el tamaño de esta imagen han ocasionado que algunos investigadores, como el doctor en arquitectura Luis Ortiz Macedo, consideren que la catedral está dedicada a ella”, escribió la Maestra en Estética y Arte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), María Esther Pacheco Medina, en su publicación académica “La Catedral de Tulancingo: Arquitectura al servicio de la devoción”.

En esta misma parte encontramos también a la Virgen del Carmen, patrona de la Armada Española; San Felipe de Jesús, del lado derecho (viendo de frente al altar), más conocido como Felipe de Jesús, fue un fraile franciscano de origen novohispano martirizado en Japón. Es el primer santo canonizado nativo de México.

Esta parte de la Catedral la encabeza Jesús Crucificado, a un costado del altar y del ambón, soporte en donde se colocan el leccionario o evangeliario, libros de los que se toma la Palabra de Dios durante la Santa Misa.

En el lado derecho de la nave principal, además de la imagen réplica de la Virgen de Guadalupe, patrona de México está San Caralampio, obispo griego al que se le atribuye haber salvado a una población chiapaneca de la peste en el siglo XIX. También, en el centro, está una réplica del sepulcro de San Juan Pablo II, sitio en el que reposa una de las reliquias de este santo, traídas a Tulancingo en 2015.

Consiste en un pedazo pequeño de la camiseta que portaba San Juan Pablo II cuando sufrió el atentado del 13 de mayo de 1981. Incluso, la reliquia contiene manchas de sangre. Este Papa es particularmente querido en Tulancingo, pues también hay una imagen en su honor en el nuevo santuario Guadalupano de San José (Villita de San José).

Mientras que en el ala izquierda, sobre el sitio de resguardo del Santísimo Sacramento encontramos una escultura de Jesucristo Resucitado, que en perspectiva es apreciar en su conjunto la promesa de la resurrección y de la salvación a través de la carne convertida en pan, tal cual lo establece la fe católica.

En uno de los pasillos que dan al patio, otrora convento y hoy en día oficinas de la Arquidiócesis, se alza una imagen de Jesucristo, representado en uno de los episodios en que se apareció ante sus apóstoles luego de su Resurrección, según la Sagrada Escritura.

De vuelta en la nave cruciforme de la Catedral, ya de salida encontramos a la Virgen de San Juan de los Lagos, advocación mariana que guarda gran devoción en la región. Múltiples peregrinaciones, a pie o en bicicleta, salen cada año desde la Arquidiócesis con destino a Jalisco.

Tenemos igualmente la representación de la muerte de Cristo, con San Juan Evangelista y la Virgen María; mientras que del lado contrario, a un costado de una de las pilas bautismales de este recinto, vemos a Cristo Nazareno Divino Preso, advocación en la que se aprecia al Mesías en uno de los momentos iniciales de su Pasión.


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